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LUCÍA RAMOS / CHELO TUYA
Domingo, 19 de junio 2016, 03:36
Nunca la ciudad ha acogido una prueba atlética tan numerosa. Ni tan rosa. A las 10 de esta mañana, de Las Mestas, desde la avenida de Albert Einstein, saldrán a la carrera 7.500 personas. Todas con un objetivo muy superior a ganar la competición: vencer al cáncer. Es la Carrera de la Mujer, cita que desde 2004 lleva donados ya más de 670.000 euros a la Asociación Española contra el Cáncer.
Salida.
10 horas, desde la avenida de Albert Einstein. Tras recorrer 5,5 kilómetros por un circuito urbano, regreso a la meta, en el hipódromo de Las Mestas. Participarán 7.500 personas, la cifra más alta de las pruebas atléticas disputadas en la ciudad.
Objetivo.
Runner's World España busca fondos para luchar contra el cáncer de mama. Desde 2004 lleva donados más de 670.000 euros a la Asociación Española contra el Cáncer. Este año, además, entregará parte de la recaudación a la Asociación Clara Campoamor, contra el maltrato, y a Mundo Cooperante, contra la ablación genital femenina.
Y en ella estará Natacha López. Ella nunca había corrido hasta hace diez años, pero ahora, literalmente, no sabría vivir sin sus sesiones de zapatilla. A esta valenciana de 35 años y madre de dos niños, de ocho y cinco, fueron los «remordimientos» que sentía al quedarse en la cama mientras su marido, David, salía a correr, los que la animaron a ponerse las mallas. Desde entonces lo suyo fue un no parar y a las que ella llama «pequeñas carreras», en las que resultó ganadora en numerosas ocasiones, se sumaron medias maratones y las maratones de Valencia y Castellón, en 2014.
Por no parar, no paró de correr ni cuando se quedó embarazada de Andrea y, después, de Zlatan, ni cuando estuvo recibiendo sesiones de quimio y radioterapia desde que en julio del año pasado le detectasen un cáncer de mama. Quiso la casualidad que apenas tres meses antes, Natacha fuera la ganadora de la Carrera de la Mujer celebrada en Valencia. «Mi intención, cuando recibí el diagnóstico, era seguir corriendo. Así lo hice y me ayudó muchísimo. No solo a desconectar, pues el rato que salgo a correr es solo para mí, sino a sentirme físicamente mejor», explica.
Peromás importante que el deporte, reconoce, fue el apoyo «incondicional» que recibió de su familia. «Mi marido no se separó de mí en ningún momento y mis hermanas, dos de las cuales residen en Madrid y Murcia, se desplazaron hasta Valencia todos los fines de semana que duró el tratamiento para estar conmigo», relata.
Tras ser intervenida en febrero de este año y retomar el deporte solo 23 días después de la operación, Natacha decidió volver a apuntarse a la Carrera de la Mujer de Valencia, el pasado 17 de abril y fue la primera de un ciclo que incluye además a Madrid, Vitoria, Gijón, Coruña, Sevilla, Zaragoza y Barcelona.
Correr en familia
Dosde sus hermanas se apuntaron junto a ella para participar en la categoría de 'tres hermanas' y, pese a que no suelen salir a correr, quedaron primeras. «Tres semanas después fue la de Madrid y mi hermana Mónica, que vive allí, nos propuso a Míriam y a mí repetir y aprovechar para vernos». Allá se fueron las tres y volvieron a arrasar, de la misma forma que sucedió, hace apenas una semana, en Vitoria. «Nos pareció buena idea intentar hacerlas todas, y hacerlas juntas, pues es precioso compartir el triunfo y nos motiva un montón», explica Natacha. Las tres hermanas también correrán hoy y vienen decididas a 'cuatripitir' victoria.
Tendrán que verse las caras con 'El equipín de Julia', un trío de abuela, madre y nieta veterano ya en la Carrera de la Mujer de Gijón. «Empezamos a correr cuando Julia tenía dos años y acaba de cumplir ocho», dice Susana Pérez, de 40 años, la segunda de la saga de corredoras que abre Carmen Díaz (60) y cierra la pequeña Julia Trancón.
«Bueno, lo de corredoras es mucho decir», bromea Susana, «lo que hacemos, realmente, es andar, porque Julia correr, lo que se dice correr, no corre». Recuerda divertida que en la segunda edición de la carrera, «ya no quiso venir en silla, pero fue un desastre, se cansó y acabó en el cuello de todas».
Este año ya no hará falta, porque Julia está concienciada. Como Susana, como Carmen. Una conciencia que ya llegó hace quince años, cuando a la tía Mari le diagnosticaron un cáncer de mama. «Eran otros tiempos, más oscuros, con menos información».
Su tía Mari no lo pasó bien. La historia no tuvo buen final y, para evitar que la suya se repita, ahora Carmen, Susana y Julia corren/caminan cada año. Pagan los más de 31 euros que cuestan los tres dorsales. Un desembolso que quieren sirva «para concienciar de que el cáncer no da miedo, se le gana, pero hay que prevenir». Algo que, lamenta Susana, «no ocurre. Es indignante que no nos hagan pruebas a partir de los 40 años. Me he tenido que pagar un seguro privado para hacerme las mamografías. Es un error dejarnos fuera a las jóvenes».
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