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Danzas tradicionales en la parroquia de Castiello de Bernueces.

Fiestas de prau en la cuerda floja

Medina Azahara amenizará la hoguera de San Xuan en Mareo, una de las principales citas del verano gijonés junto a Castiello y Cabueñes

LUCÍA RAMOS

Jueves, 5 de mayo 2016, 03:13

El sol comienza a asomar en el cielo gijonés, los días se alargan y el cuerpo pide fiesta. Algo de lo que los barrios y parroquias de Gijón tienen para dar y regalar, pero que podría desaparecer en los próximos años, como llevan advirtiendo desde hace tiempo las comisiones y sociedades de festejos. Éste, en concreto, causa baja Poago. Las fiestas del Santo Cristo de la Abadía de Cenero inauguran mañana un calendario estival plagado de verbenas y romerías que podrían, según los casos, tener los días contados debido, principalmente, a dos causas: la práctica del botellón y los cobros de la SGAE que muchas de las entidades organizadoras tildan de «atraco a mano armada».

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«Van a conseguir que desaparezcan las fiestas y luego vendrán las lamentaciones», señala el presidente de la Sociedad de Festejos de Cabueñes, Ignacio Moro. No se cansa de reivindicar «un mayor control y apoyo por parte del Ayuntamiento para poder hacer frente al botellón. Los organizadores no tenemos autoridad para prohibir nada, y mucho menos en un espacio público», recuerda.

De la misma forma piensa Juan González, el presidente de la Sociedad de Festejos San Xuan de Mareo, quien advierte que si las populares fiestas, que este año contarán con la afamada banda Medina Azahara como cabeza de cartel, comienzan a generar pérdidas importantes «se dejarán de celebrar».

«Es mucho el trabajo que llevamos a cabo desinteresadamente las personas que tratamos de sacar adelante este tipo de proyectos y lo único que pedimos es que la gente responda. Es importante que nos hagamos de la idea de que si hay botellón no hay fiestas», apunta, por su parte, la presidenta de la Comisión de Festejos Santa Cruz de Jove, Sonia Souto.

El asunto de la SGAE es diferente, pues no afecta a todas las comisiones por igual, ni tampoco todas lo afrontan de la misma forma. Frente a quienes se muestran reacios a aceptar el impuesto, como Cabueñes, otros como la Comisión de Fiestas de Caldones La Rebollada intentan llevarlo lo mejor posible. «Aunque nos duele, no queda otro remedio que pagar», reconoce Eduardo Alcázar, miembro de la entidad. En cualquier caso, este verano llegará jalonado de fiestas, así que toca disfrutarlas.

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