Julio César Jonte, coordinador de Voluntarios de Proyecto Hombre.

«Madres que han perdido a sus hijos ayudan para que otras los conserven»

Coordinador de Voluntariado en Proyecto Hombre

CHELO TUYA

Domingo, 10 de abril 2016, 01:56

Le siguen llamando Julín. Quizá porque, aunque peina canas, quienes le conocen siguen viendo en él la intensa mirada y eterna sonrisa del estudiante de Trabajo Social que, hace 21 años, llegó a la Asociación de Familias y Amigos de Proyecto Hombre. Se presentó para hacer prácticas y hoy, cuando la entidad cumple 25 años, él, Julio César Jonte (Gijón, 1972) es el coordinador de Voluntariado. Desde su experiencia, advierte que el fin de las toxicomanías solo llegará con la prevención. Y con repetir, hasta la saciedad, que la droga no es buena. Ni siquiera el cannabis. Aunque rule lo contrario.

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¿Por qué es necesaria una asociación de familias?

La Asociación de Familias y Amigos es una hermana imprescindible de Proyecto Hombre. Cuando en 1987 llegó a Gijón la entidad tenía muchísimas necesidades. Gracias a la Asociación de Vecinos de La Calzada logró locales, pero en aquellos momentos, la heroína causaba estragos tanto en el consumidor como en sus familias. Y las familias, más allá del 'Tengo un problema con mi hijo o mi hija, ayúdeme', comenzaron a decir '¿Qué podemos hacer?'

¿Y qué pueden hacer?

Acoger, ayudar, aportar esa visión humanista que conlleva la filosofía de Proyecto Hombre. Cuando entras en el centro, no ves un ambulatorio, ves a varios voluntarios que te tratan como si estuvieras en su casa. Normalizan el problema y han sido un semillero de voluntariado.

¿Es importante el voluntariado?

Si la asociación es la hermana imprescindible, con los recortes los voluntarios han sido clave para salvar algunos programas. En estos momentos tenemos a 135 voluntarios en toda Asturias. Periodistas, abogados, jubilados... De todas las edades e, incluso, de sexos. Antes tenías a veinte madres y un solo padre. Ahora está todo más igualado.

¿Porque la droga iguala a todos o no tienen familiares afectados?

Tenemos una pluralidad muy amplia. Hay familias de personas que se han curado, las hay de otras que no lo han logrado...

¿Han perdido a su hijo y siguen como voluntarios?

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Tenemos familias, madres, padres, que han perdido a sus hijos o hijas, pero quieren ayudar a que otras no lo hagan. En Proyecto Hombre no se trabaja solo con la persona que tiene adicciones, sino con todo su entorno. No se trata de llevar al chaval a mil kilómetros para que se cure, sino a enseñarle a vivir en su barrio y no drogarse. En ese proceso, las familias también crecen y muchas, aunque su hijo no haya logrado superar el problema, quieren seguir ayudando a otras.

¿Qué más perfiles hay?

Profesionales de muchos ámbitos, jubilados y jóvenes, el 90%, universitarios. También tenemos a personas que ya han superado el proceso. Ellas son muy importantes para los que comienzan el tratamiento. Que, por ejemplo, el adulto que les está acompañando al juzgado les diga que también estuvo en rehabilitación es muy fuerte para ellos. Ven que se puede salir.

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¿Realmente se puede?

Sí. Y creo que ahora es más fácil. Hay una capacidad técnica muy superior a la que había hace 25 años y, además, se llega antes al problema.

¿Hay más prevención?

Bueno (se lo piensa) Lo que hay es menos resistencia al dolor. A Proyecto Hombre solo se puede venir de forma voluntaria y alguien que consume no toma esa decisión hasta que se pega una leche. Ahora se la pegan antes. Eso ayuda a que el daño sea menor. Antes llegaban familias muy dañadas.

«El cannabis daña mucho»

¿No aprendemos?

Hemos mejorado. Cuando veo las noticias, pienso que el mundo no tiene solución. Pero cuando llego a Proyecto Hombre, veo que todavía hay posibilidades. Que somos capaces de hacer grandes cosas. Pero hay que ser reiterativos. Y dar la lata. Y los padres no pueden delegar.

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¿Siguen llegando personas solas?

Sí. Y ahí también es clave la Asociación de Familias y Amigos. Porque hacen de acompañantes, de apoyo. En Oviedo gestionan una residencia para personas sin recursos y atienden 150 casos cada año.

¿Hay más casos así que antes?

Siempre ha habido una bolsa importante personas solas. La adicción es muy desestructurante, aunque, como decía, las familias llegan menos deterioradas porque se interviene antes en el problema.

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¿El adicto ha cambiado?

Sí. Los datos que maneja Proyecto Hombre habla de personas más jóvenes y más mujeres que antes. No obstante, sigue habiendo diferencias. Entre las mujeres hay mayor prevalencia de alcohol o sedantes. En los hombres es más habitual la cocaína o el cannabis.

¿El cannabis tiene buena prensa?

Se tiende a pensar que es una droga que no genera problemas, se da una imagen de buen rollo. Sin embargo, hace mucho daños y, en contra de lo que se piensa, aísla mucho a quienes la consumen.

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El alcohol es parte integrante de nuestra sociedad.

Y motor económico. Nos da mucha pena que Proyecto Hombre no pueda desarrollar todo su programa de prevención.

¿Por qué no puede?

Por falta de presupuesto. Con ayuda, Proyecto Hombre tiene capacidad técnica lograr resultados en prevención. Lo está haciendo con los ayuntamientos de Oviedo y de Pola de Siero. Pero podría hacerlo con las empresas.

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