OLGA ESTEBAN
Lunes, 8 de febrero 2016, 01:01
Todo saltó por los aires en unos pocos minutos. La tensión acumulada, las guerras internas, los enfrentamientos que se habían logrado acallar durante meses saltaron a primer plano el viernes, cuando a las siete de la tarde Santiago Martínez Argüelles comunicó a la Comisión Ejecutiva de la Agrupación Socialista de Gijón, reunida de forma extraordinaria, que renunciaba a la Secretaría General. La reunión duró unos pocos minutos. No había mucho más de lo que hablar. Se cumplían los peores pronósticos de quienes habían advertido que la situación del PSOE local era insostenible. Ni siquiera ha aguantado hasta el día 15, para cuando estaba convocada una asamblea general extraordinaria en la que muchos pensaban pedir explicaciones. Ya no habrá oportunidad para eso. La mayor agrupación socialista de Asturias queda en manos de una gestora que propondrá la FSA y se nombrará desde Ferraz.
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Resultados.
Muchos militantes pedían explicaciones y responsabilidades por los resultados electorales.
Nombramiento.
Se elige a Lorenzo Pañeda como adjunto al secretario general antes de las elecciones generales.
Sorpresa.
Cuando ningún militante lo espera, Argüelles abandona.
Hace tiempo que las cosas no iban bien. Y la retahíla de malos resultados electorales no ayudaba. Pero el PSOE gijonés, acostumbrado a solucionar los conflictos de puertas para adentro, convencido de que las críticas públicas debilitan más que fortalecen, intentaba escampar el temporal. Al menos en apariencia. Lo que ocurría en la Casa del Pueblo era otra cosa. En la XII Asamblea Municipal Socialista, en 2012, Santiago Martínez Argüelles se hacía con el poder de la Agrupación. Argüelles ya era portavoz municipal, tras haberse quedado en la oposición un año antes. Pese a haber ganado las elecciones, el apoyo de PP a Foro dio la Alcaldía a Carmen Moriyón. Se suponía, por lo tanto, que Argüelles controlaba partido y grupo municipal. Pero eso no acabó nunca de estar claro. Durante, aproximadamente, los dos primeros años de trabajo de aquella Ejecutiva, fue constante su presencia pública, sus convocatorias para tratar los temas de actualidad municipal, para marcar de cerca al gobierno local de Foro. Luego todo se fue enfriando. Crecían los comentarios sobre la falta de liderazgo de Argüelles y sobre la posibilidad de que no fuera el cabeza de lista en 2015. El anuncio oficial se hizo esperar hasta septiembre de 2014, pero hacía al menos un año que casi todos (dentro y fuera del partido) tenían claro que no repetiría como candidato socialista a la Alcaldía. Después se confirmó un secreto a voces: la apuesta de la FSA era José María Pérez.
El grupo municipal se le escapaba a Argüelles. Y lo mismo sucedía en el partido. Desde mediados de 2014 las apariciones públicas en la Casa del Pueblo del propio Argüelles o de su 'número 2', el vicesecretario general, Ángel Cuesta, han sido escasas. Que el PSOE obtuviera en mayo de 2015 sus peores resultados electorales, perdiendo por primera vez una cita con las urnas, no hizo más que tensar la cuerda. Muchos militantes pedían explicaciones. Hubo quien exigió la dimisión de Argüelles y la convocatoria de una asamblea que eligiera nueva ejecutiva. Además, las relaciones entre Argüelles y Pérez eran cada vez más frías. Y la situación empezó a pasar factura en el seno de la propia ejecutiva. Ángel Calvo fue poco a poco tomando distancia. Mientras, la relación entre Argüelles y la 'número 3' de la Ejecutiva, Blanca Esther Aranda, secretaria de Organización, tampoco pasaba por su mejor momento. El proceso de selección de asesores del grupo municipal rompió algunos lazos más. La propia ejecutiva evidenció su ruptura.
Tomando posiciones
Hace unos meses llegó el momento de preparar las elecciones generales. En lugar de elegir un comité electoral que coordinara y organizara la campaña, se nombró algo así como un asesor a la Secretaría General (puesto que, en realidad, no existe en el organigrama). El elegido fue Lorenzo Pañeda, director de los Serenos de Gijón y marido de la concejala Begoña Fernández, que forma parte de la ejecutiva como responsable del Distrito Este. Aquel nombramiento, que no pasó por los filtros del comité municipal ni de la asamblea, abrió aún más si cabe las heridas. Especialmente tras los resultados electorales, que evidenciaron el retroceso del PSOE en Gijón.
Y ahora llega la dimisión de Argüelles. Y estallan los desacuerdos y el malestar y por mucha imagen de normalidad que se pretenda dar y por mucho que se insista en que la gestora dirigirá el partido solo durante unos meses, a todos les ocupa y preocupa el nombre de quien vaya a encabezarla. Muchos apuestan por la continuidad para esta transición y que sea el vicesecretario general, Ángel Calvo, quien ocupe el puesto, acompañado por gente de la ejecutiva, junto a otras personas, como el portavoz del grupo municipal, José María Pérez. Cada uno hace su apuesta. La de Argüelles era Carmen Eva Pérez, diputada regional y sobrina nieta del fallecido Marcelo García. Pero su nombre no tiene suficientes avales ni consenso.
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El propio José María Pérez ha hecho su apuesta: el concejal César González, nombre que también es rechazado por una parte de la militancia que teme, además, que Pérez quiera tomar ya posiciones de cara al próximo congreso local. La decisión está ahora en manos de la FSA, que debe intentar, con su propuesta, cerrar la caja de los truenos y, en cierta forma, demostrar qué margen de confianza y poder deja al portavoz municipal.
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