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Alicia G. Ovies
Martes, 24 de noviembre 2015, 19:53
El rugido de las motos despidió ayer a Alberto Villar Peña. Sus compañeros y amigos quisieron darle un último adiós con un minuto de silencio marcado por una de sus pasiones. Esa que le acompañó a lo largo de toda su vida. «Cuando contaba sus viajes se le iluminaba la mirada», recordaba su amigo y compañero Falo Patallo. El presidente de Motoclub Astures falleció el domingo cuando volvía de comer con unos amigos en Teverga a la altura del kilómetro 2,5 de la autovía A-63, Oviedo-La Espina. Hoy, en el tanatorio de Cabueñes, casi un centenar de personas se dieron cita para recordar no por última vez a un amigo «especial y cariñoso».
Villar era, en palabras de aquellos que le conocen, «reivindicativo, gran lector y amante de la naturaleza y la fotografía. De esas personas con quien siempre se puede contar». El objetivo de la cámara le acompañó en todas sus aventuras. Al igual que su mujer, Pilar Menéndez y su hija, Izaskun Villar, de la que se sentía «muy orgulloso».
Sus aficiones eran muchas y variadas. Si la moto era la más importante, «su manera de vivir», el resto no se quedaban atrás. «La Cofradía de Amigos del Queso Gamoneu se queda un poquito coja», afirmó su presidenta, Elpidia Quintana. Porque Villar tenía «un pico muy fino» por eso en su mochila siempre llevaba un trozo de queso gamoneu, que acompañaba «con un buen vino».
«Su última ruta»
Entre todas estas actividades, siempre tenía tiempo para sus amigos: «Consumió su existencia alegrando la vida de los demás». Esos que siempre lo recordarán y que ayer quisieron estar al lado de su familia en estos duros momentos. Ahora Alberto Villar «está haciendo su última ruta en moto».
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