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Nacho Prieto
Sábado, 5 de septiembre 2015, 00:15
Aunque su nombre, Peña Motorista de Asturias, puede dar lugar a error, la entidad que ahora preside Rogelio Quintana y que llega este año a las siete décadas de existencia no dedica exclusivamente la atención de sus socios a las dos ruedas, sino al motor en general. «Yo diría que nos adaptamos a los tiempos. La Peña, como nosotros la llamamos, nació en 1945, cuando apenas había coches, pero a partir del Seat 600 las cosas cambiaron», señaló a EL COMERCIO el directivo Ramón Gutiérrez.
La actividad de la Peña se centra ahora en los vehículos clásicos, que son los que pasan de 25 años. Gutiérrez admite que en los últimos tiempos la atención por las motos quedó un tanto relegada, sin llegar a desaparecer. Pero hay propósito de la enmienda e interés suficiente en una parte importante de los socios para recuperar el protagonismo de las dos ruedas.
Una idea para conseguirlo y proclamarlo extramuros es el proyecto de recuperar el histórico Circuito Internacional playa de San Lorenzo, pero con características muy distintas a las de antaño. En su día, se trataba de una competición de velocidad, que llegó a utilizar no sólo el paseo del Muro, sino también el mismo arenal como circuito.
Las gestiones de la Peña Motorista de Asturias están ahora encaminadas a organizar una exhibición anual de motos clásicas, y lógicamente sin bajar a la playa, que podría tener éxito de convocatoria tanto para atraer a aficionados de otras regiones o países como para admirar a los espectadores.
Para divulgar actividades y proyectos, la Peña Morista de Asturias inauguró ayer una muestra de las máquinas de sus socios en el marco de Gijón Moto Weekend, entre las que, por antigua, destaca una Norton 500 de 1935, importada del Reino Unido, y, por famosa, una BMW R80 GS de 1981, modelo que por dos veces ganó el conocido rally París-Dakar. Respecto al perfil del apasionado por las motos clásicas, Ramón Gutiérrez dice que hay de todo: desde el potentado que tiene decenas de piezas hasta el curioso que encontró en el garaje de una vieja casa de sus abuelos una máquina y tuvo la curiosidad de ponerla en marcha. A este último tipo es al que la Peña Motorista de Asturias quiere dedicar sus desvelos; informarle de que hay talleres perfectamente capacitados para el mantenimiento de motos clásicas sin grandes desembolsos y que hoy en día, con internet, un repuesto puede aparecer en cualquier parte del mundo.
Todo por el placer de rodar de vez en cuando por las sinuosas carreteras asturianas, ajeno a la monotonía de las autopistas y los sin duda más confortables vehículos modernos.
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