Nube negra sobre la playa de Poniente.

Los operadores proponen que El Musel imite a los puertos graneleros europeos

«Cubrir pilas de 20 metros de altura es una machada. El problema es que la ciudad avanzó hacia el puerto»

Nacho Prieto

Jueves, 13 de agosto 2015, 00:05

Los operadores de El Musel, especialmente los habituados a mover graneles sólidos, consideran que el modelo regulador de esa actividad para Gijón debe buscarse en otros puertos graneleros de Europa y no en los que sitúan su tráfico en la cuarta parte. A su juicio, la Autoridad Portuaria está haciendo lo que puede y advierten que medidas que conduzcan a imponer sanciones no sólo pueden impedir la captación de nuevos tráficos, sino también ahuyentar a los existentes. En ese contexto, uno de los empresarios consultados afirmó que «plantear el cubrimiento de pilas de 20 metros de altura es una machada».

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El Musel movió el pasado año más de 16 millones de toneladas de graneles sólidos, cuatro veces más que el puerto de La Coruña, donde existe una terminal que manipula el carbón en un silo semiesférico. El caso es que la especialización muselina no es nueva en absoluto. El puerto gijonés fue siempre granelero, líder en España por movimiento de graneles sólidos, y todavía lucha por ser 'hub' de ese tipo de mercancía, es decir, por recibir en grandes barcos buena parte de los graneles sólidos que tienen a Europa como destino para su redistribución posterior, en buques más pequeños, por otros puertos.

Grandes calados (18 metros en la actual terminal de EBHISA y 25 metros en el nuevo Muelle Norte de la dársena creada con la ampliación) y una positiva experiencia de productividad acumulada en los casi 25 años de funcionamiento de la EBHI son los argumentos de El Musel para aspirar a captar esos tráficos, mientras que el escaso valor añadido de los graneles dificulta la rentabilidad de los transbordos.

Con las cosas así, los operadores portuarios consideran alejada de la realidad la polémica sobre la nube negra que el pasado 24 de julio afectó a las playas urbanas de Gijón, al entender que problemas derivados de circunstancias meteorológicas excepcionales no deben dar lugar a medidas de gestión de los graneles distintas a las que rigen en el resto de los puertos de Europa. Y es que no se trata de que los operadores reivindiquen la supresión de cualquier medida paliativa de los inconvenientes derivados de manipular grandes cantidades de graneles sólidos, pero proponen que esas medidas sean las que aplican los demás puertos de similares características, que no son otras que «el riego y el spray», en referencia a los tensoactivos que ya usa El Musel.

Empresarios preocupados

Los empresarios están preocupados por lo que consideran que es la sustitución de un debate que debería ser técnico por otro de inspiración política y uno de los consultados llegó a calificar de «machada» la idea de cubrir las pilas de carbón. Algunos piensan que los responsables políticos «consultan con sus directores de campaña para formular sus propuestas», en lugar de hacerlo con expertos conocedores de lo que se está haciendo en otras partes del mundo.

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Otro motivo de preocupación son las consecuencias que pueda tener el expediente abierto por el Principado para depurar posibles responsabilidades de EBHISA y de Lissan Coal Company. De momento, la apertura de un expediente no implica sanción alguna, pero uno de los operadores consultados advirtió que una política de sanciones no sólo puede actuar como elemento disuasorio para captar nuevos tráficos, sino también como factor contrario a la competitividad de El Musel en comparación con otros puertos próximos.

En ese sentido, cabe decir que EBHISA está anclada a tierra asturiana en tanto y cuanto lo está la siderurgia de Arcelor Mittal, que es su principal cliente, pero el tráfico de Lissan Coal Company está muy lejos de constituir lo que se ha dado en llamar un 'tráfico cautivo', es decir, de muy difícil deslocalización.

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Lissan Coal recibe en Gijón carbones de distintas zonas, que manipula, criba y almacena, generalmente, en unas instalaciones que tiene concesionadas en Aboño, para posteriormente distribuir la mercancía, ya seleccionada y clasificada, por otros puertos, muchos de ellos europeos.

Aunque parece evidente que la nube negra que provocó toda la polémica procedía de la trasera de EBHISA, es decir, de una zona poco o nada acondicionada como almacén en terrenos ganados a la mar con la ampliación, y no precisamente de la explanada de Aboño, parece ser que parte de las pilas del conflicto pertenecen a Lissan Coal Company.

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Sea como fuere, la citada compañía irlandesa mueve a través de El Musel más de medio millón de toneladas de carbón al año, lo que equivale, en números redondos y estimados por una de las fuentes consultadas, a un millón de euros en la facturación de El Musel, la séptima parte del beneficio en su cuenta de resultados anual.

Hay que tener en cuenta, además, que el puerto gijonés ya perdió este año los tráficos de carbón de García Munté, que optó por Avilés, así que una nueva baja supondría un varapalo importante para la evolución positiva del tráfico marítimo.

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Cabe citar, también, que uno de los empresarios consultados indicó que el verdadero origen del problema está en que cuando se tomó la decisión de crear un puerto en El Musel, en vez de reformar el que ya existía en el Muelle, se hizo en busca de mayores calados, pero también para alejar de la ciudad una actividad inequívocamente industrial. «Sin embargo -destacaron las fuentes referidas- los políticos permitieron que la ciudad avanzase hacia el puerto, a sabiendas de que tenemos unos tráficos eminentemente graneleros. No sólo se construyó El Muselín, donde sí son frecuentes los problemas con el movimiento de graneles, sino que Jove se convirtió en una zona residencial, llena de chalés».

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