El fiscal eleva de 23 a 44 años la pena para el acusado de quemar el piso de su expareja

«Fue una acción destinada a acabar con la vida de su expareja, sabiendo, por la hora, que los hijos estaban dentro de la vivienda y que no había otra salida que la puerta». Así cerró sus conclusiones la fiscal del juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial contra un vecino de Gijón, José Andrés B. M., acusado de intentar quemar la vivienda de su expareja con ella y dos de sus tres hijos en el interior. Por eso, tras escuchar casi veinte testimonios, elevó a 44 años de cárcel una petición de condena que inicialmente era de 23 años y 6 meses. La pena responde a los presuntos delitos de incendio, «en concurso real con tres delitos de tentativa de homicidio», amenazas y quebrantamiento de una orden de alejamiento en vigor.

Este planteamiento, al que se adhirió la acusación particular, ejercida por Victoria Eugenia Rodríguez, responde a que la Fiscalía considera «acreditado» el relato de la mujer. Ella explicó que el 26 de marzo de 2014, sobre las 15.30 horas, su expareja -en prisión provisional desde el 28 de marzo- fue a su piso de la calle Alonso Ojeda 13, en El Llano, en estado de embriaguez pidiendo las llaves de la vivienda, lo que provocó una discusión. La mujer dejó la casa y, ante las amenazas recibidas, cambió la cerradura.

Sobre las 0.35 horas, el acusado volvió y llamó al portero hasta que logró entrar al inmueble. Cumpliendo una amenaza previa, roció la puerta del piso con un acelerante, según confirmaron los peritos, y prendió fuego. Dentro del piso estaban la mujer, su hijo de 14 años y otro de 2, hijo también del acusado: «Estaba viendo la tele con mi hijo y me había quedado dormida. Él vio el fuego y me despertó. Vi pasar una llama de fuego por debajo de la puerta», expuso la mujer que, al igual que sus hijos, sufrió intoxicación por inhalación de humo.

José Andrés B. M., que fue detenido poco después en la calle Eleuterio Quintanilla con un mechero, un móvil y llaves de la casa, negó provocar el fuego y señaló como culpable al hijo mayor de la mujer, que desde el interior del piso tiró cubos de agua contra la puerta para sofocar el fuego. Además, aseveró entre lágrimas que la denuncia por maltrato psicológico que motivó la orden de alejamiento fue presentada de acuerdo con su expareja: «No teníamos nada y queríamos ayudas para el alquiler y la familia». Por esto, «ella ocultaba la convivencia», recalcó el acusado, que reconoció «una discusión normal» el día de los hechos y admitió «un problema con la bebida».

Víctima de «riesgo extremo»

Esta versión sobre la convivencia fue desmentida por la víctima -a la que la Policía Nacional califica de «riesgo extremo» por las reiteradas conductas agresivas del hombre-, pero insinuada por la propietaria del piso, que dijo haber tratado varias veces con el acusado por los impagos del alquiler. A esto se refirió el hombre al ejercer su derecho a la última palabra: «Hubiese sido fácil dejarla e irme con mis padres, pero nunca la abandoné, nunca les hice daño ni se lo haré. Hasta el día que nos iban a echar del piso no tuvimos ningún problema».

La abogada de la defensa, Ana Rivas, afirmó que «en modo alguno» quedan probados los hechos y cuestionó el testimonio de la mujer porque «él admite el quebrantamiento, pero niega ser autor del incendio». Centrándose en las acusaciones más graves, apuntó que «no hay prueba de cargo suficiente» porque no hay «ni testigos ni huellas» que señalen a su defendido como autor del fuego y que, en todo caso, «fue pequeño, localizado, en el exterior de la vivienda. No está acreditada la voluntad de acabar con su familia». Por eso apuntó que, en caso de condena, solo cabe pena por los daños materiales en el inmueble.