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Alicia G. Ovies
Sábado, 7 de marzo 2015, 00:53
La tradición de adorar al Jesús Nazareno, la imagen del Cristo de la capilla de la Soledad en Cimadevilla, sigue al alza como lo demuestran las colas que se formaron ayer a las puertas del pequeño templo hasta su cierre a las nueve de la noche. Numerosísimos creyentes se acercaron hasta la Soledad para orar a los pies del de Medinaceli en la llamada fiesta del Redentor, una tradición muy arraigada en el Barrio Alto a la que se suman gijoneses de otras muchas zonas. La ofrenda culminó ayer con el día grande de la festividad, pero durante toda la semana se había celebrado el tridúo a Jesús Nazareno con cultos a las ocho de la tarde. Ayer también hubo una misa, a las diez de la mañana, en la que la capilla se quedó literalmente pequeña, pues aunque ya de por sí es un lugar recoleto, los fieles se agolparon a las puertas para escuchar el oficio.El resto de la jornada fue un constante desfile de feligreses para besar los pies de una imagen que año tras año concita la devoción de numerosas personas como «cosechador de riesgos y de dudas, desbelador de todos los poderes», según el obispo Casaldáliga.
Este encuentro religioso en plena Cuaresma es preparatorio al mismo tiempo de la Semana Santa, con mucho fervor en Cimadevilla.
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