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Óscar Cuervo
Miércoles, 15 de octubre 2014, 00:17
Con los objetivos de restaurar la confianza y analizar cómo puede servir la educación jesuita al ideal europeo. Bajo estas dos premisas, representantes de 158 centros educativos jesuitas de 15 países del viejo continente -entre ellos José Manuel Guerrero, director del Colegio de la Inmaculada de Gijón- se dieron cita la pasada semana en Estrasburgo.
Allí trataron diferentes temas ligados al futuro de los más de 162.000 alumnos de Secundaria matriculados en centros jesuitas. Entre las conclusiones alcanzadas figuran cuatro prioridades que ponen de manifiesto las diferencias existentes entre estos colegios, derivadas del ámbito territorial en el que desarrollan su actividad. Todo ello, pese a la concordia que une a estos centros educativos. «Las prioridades fijadas fueron trabajar en el modelo pedagógico cristiano, fomentar la justicia social y la identidad europea, y actuar más en red. Educar para lograr un mundo que se exprese a través del amor, la compasión y la solidaridad para que ningún niño quede atrás», explicó Guerrero, quien se mostró muy satisfecho del encuentro comunitario. «Fuimos recibidos por Sjur Bergan, director del Departamento de Educación del Consejo de Europa. Además, hubo ponencias muy interesantes», apuntó. De todas ellas, Guerrero destacó la ofrecida por el jesuita Michael Paul Gallagher, quien pidió que se utilizase más la imaginación, «campo de batalla de nuestra cultura contemporánea».
Tres idiomas
Así las cosas, el director de los Jesuitas advirtió que el resto de centros europeos jesuitas con los que compartió experiencia no tienen la misma visión del mundo que poseen los colegios de la misma orden española. «Son más eurocéntricos. Nosotros nos interesamos más por África y América que el resto de europeos», apuntó.
No fue la única diferencia apreciada. En este sentido, Guerrero observó cómo los estudiantes que participaron en el congreso como asistentes sabían a la perfección tres idiomas, algo que no sucede en Asturias. «Pensé que nuestros alumnos estarían en una situación de desigualdad en el futuro. Deberían dejarnos impartir una segunda lengua extranjera más a partir de Educación Primaria», añadió.
Guerrero aprovechó su estancia en Estrasburgo para tantear posibles intercambios de alumnos con otros centros europeos, algo que el Colegio de la Inmaculada lleva haciendo desde hace años para que sus estudiantes aprendan o mejoren algún idioma.
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