La consejera Belén Fernández, flanqueada por el representante de Nantes Christophe Clergeau, atiende a Olivier Onidi, ayer en Bruselas.

La UE se muestra dispuesta a cofinanciar una nueva autopista del mar a partir de 2016

Belén Fernández pide que LDLines retome la línea como «fase transitoria» mientras se prepara un nuevo contrato de concesión

Ramón Muñiz

Miércoles, 8 de octubre 2014, 00:22

Esperanza con matices. La consejera de Fomento, Belén Fernández, se reunió ayer con los responsables de la Dirección General de Movilidad de la Comisión Europea para recabar su apoyo a la autopista del mar Gijón-Nantes. Al término del encuentro, la dirigente asturiana informó de que sus interlocutores respaldan una solución transitoria que pasa por ampliar el plazo en el que la naviera LDLines puede obtener financiación pública para cubrir los costes. También dijo que hay consenso en buscar una fórmula más duradera que requiere la licitación de un nuevo contrato de concesión.

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LDLines lleva cuatro años explotando una ruta que suspendió unilateralmente el pasado 18 de septiembre. Ese día Puertos del Estado informó, sin embargo, de que había alcanzado un preacuerdo con la propia compañía y el Gobierno francés. El borrador recuerda que la línea se puso en marcha gracias al permiso dado por la Comisión Europea para insuflarle un máximo de 34,1 millones en ayudas públicas. Las subvenciones cesarían a los cuatro años, y para cobrarlas la concesionaria debía cumplir unos determinados objetivos de transporte de camiones y mercancías.

El cuatrienio expiró sin que LDLines alcanzara la meta. De la reserva inicial de fondos públicos, quedaron cerca de diez millones sin consumir, y lo que el preacuerdo solicita a Bruselas es que conceda su permiso para prolongar un año más el periodo en el cual la empresa puede presentar gastos susceptibles de subvención. De esta forma se alcanzaría el tope legal de cinco años de ayudas recogido en los reglamentos comunitarios.

Cabe recordar que de los 34,1 millones de fondos públicos puestos a disposición del proyecto, 30 eran aportados al 50% por Francia y España, lo que supone una intervención estatal en el mercado que va contra las reglas comunitarias. La única manera de financiar de esta manera la operativa de una empresa es lograr el permiso previo de Bruselas.

Apoyo al preacuerdo

El Principado respalda este preacuerdo. «Hemos solicitado ampliar el periodo de elegibilidad de las ayudas, para lograr así la pronta reanudación del servicio y también para dar una garantía de explotación a medio y largo plazo», expuso la consejera. El aliento que obtuvo de la Dirección General de Movilidad resulta positivo pero insuficiente. Si el acuerdo alcanzado cumple o no la normativa comunitaria es una cuestión que analizará la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea. Para emitir un primer veredicto tiene dos meses de plazo desde que los estados peticionarios remitan toda la documentación, algo que el viernes no habían logrado.

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La visita de Fernández a Bruselas permitió poner sobre la mesa otra solución distinta para el medio plazo. «Los representantes europeos de movilidad han planteado la posibilidad de sacar adelante un nuevo proyecto, basado en otra licitación de autopistas del mar, que pueda contar con financiación europea y ayudas de Estado», dijo el Principado en nota de prensa.

Este nuevo contrato no se podría activar hasta 2016. «Queda mucho trabajo pero se aborda con la satisfacción de tener el respaldo expreso de la Comisión Europea para que este proyecto se aborde con éxito», alentó la consejera. Por de pronto el papel del Principado será el de facilitar a Bruselas «argumentos para constituir ese proyecto de futuro, identificando las oportunidades e ineficiencias» que la experiencia de cuatro años de conexión entre Gijón y Nantes han proporcionado.

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El esquema por tanto es ahora doble. Por un lado, se procura el visto bueno de Bruselas para reanudar la línea con los buques de LDLines, pero admitiendo que este remedo es propio de «una fase transitoria» debido a los «límites temporales para la prolongación de las ayudas». El ínterin permitiría, no obstante, la preparación del «proyecto definitivo», esto es, un nuevo contrato de concesión de ayudas estatales y comunitarias que de nuevo permitiría subvencionar la conexión durante otro periodo máximo cinco años. A este concurso podría presentarse de nuevo LDLines en disputa con el resto de navieras interesadas.

El tercero en discordia

El mecanismo encaja con la voluntad del Principado de lograr una solución duradera y con la apuesta que la Comisión quiere hacer por la autopistas del mar. Sin embargo, el consenso entre ambas administraciones no basta en tanto que son los estados quienes deben cargar con el grueso de la financiación y los trámites. La experiencia reciente demuestra que incluso cuando los respectivos ministerios están a favor de estos proyectos, su maduración acaba prolongándose durante varios años.

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Con todo, el Principado procurará tener un papel activo en el asunto. «A partir de ahora las regiones hemos quedado con el director general en cooperar a nivel técnico en la definición de ese proyecto de futuro, consistente, viable y perdurable», reafirmó la consejera. Fernández estuvo respaldada en la reunión por el vicepresidente de la administración regional francesa de los Países del Loira, el socialista Christophe Cleargeau.

Ambos detallaron el impacto positivo que en las dos orillas han tenido los transbordadores de la línea Gijón-Nantes. Expusieron por ejemplo que los buques tenían una ocupación media cerca del 75% y que en los cuatro años de servicio han sido transportados 190.000 pasajeros y 195.000 vehículos, según cifras de Fomento. Los camiones movilizados tenían origen o destino en seis países de la UE, que son España, Francia, Portugal, Bélgica, Alemania y Holanda.

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A este balance, cabe añadir los entre 5,3 y 5,9 millones que anualmente invierten los turistas que intercambiaban Asturias y Nantes o las toneladas de dióxido de carbono evitadas al retirar de las autovías a 18.000 camiones que cubrían la ruta. Semejante riqueza se está ahora diluyendo. Los clientes del ferry se han visto obligados a recurrir a otros puertos o volver a la carretera. La llegada de turistas se ha visto interrumpida y en ambos puertos ya hay despidos de trabajadores.

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