Óscar Cuervo
Martes, 16 de septiembre 2014, 00:22
Hubo un tiempo en que los vecinos de Cimadevilla, sobre todo los que allí vivieron en la década de los años 50, decoraban con gran esmero las calles del barrio alto. ¿El motivo? Sus fiestas. «Los vecinos de cada calle formaban comisiones y se encargaban de decorarlas. ¡Iban a competición!», recuerda Luis Rivera, vocal de Cultura de la Asociación de Vecinos Gigia, quien no acierta a explicar por qué dicha tradición se terminó por perder.
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De entre todos aquellos vecinos, el que quizá más pasión y esfuerzo dedicaba era Chaoyo Wey, 'El Chino', quien llenaba de guirnaldas y otros ornamentos su vivienda -ahora sede del colectivo vecinal- de la plaza de la Soledad, conocida, precisamente, como 'la casa del Chino'. «Eran de papel. Él mismo se encargaba de fabricarlos a mano», añade Rivera, al tiempo que muestra diversos moldes de madera que 'El Chino' utilizaba para tan complicada y colorida artesanía festiva.
Precisamente allí, en el balcón de la vivienda, tuvo 'El Chino' su taller de farolillos. Después, en los 70, llegó el Mesón Chino. «Debió de ser de los primeros, sino el primero, que abrió en Gijón y toda Asturias. Al igual que él, que fue el primer chino en llegar», explica Rivera.
Así las cosas, el colectivo vecinal ha decidido organizar una pequeña muestra de farolillos fabricados por el mismo Chaoyo Wey hace más de 30 años y que han sido cedidos para esta ocasión por Cayo, su hijo. «Llevábamos unos cuatro años detrás de ellos», agrega Luis Rivera. Dicha exposición permanecerá abierta al público hasta el viernes, en horario de 19 a 21 horas, aunque no descartan ampliarla hasta el día 26.
Mural en la medianera
Igualmente, la intención de la Asociación de Vecinos es pintar un mural en una de las medianeras de la Casa del Chino que recuerden, precisamente, a Chaoyo Wey. «No sabemos si será un mural con su cara u otro que evoque los farolillos que él fabricaba y que llegó a enviar a numerosos lugares», señala Rivera. A ello habría que sumar otro dedicado a Alberto Alonso Blanco, 'Rambal', otro carismático vecino, asesinado -su verdugo aún sigue sin averiguarse- la madrugada del 19 de abril de 1976. «En este caso, el mural estaría junto a su casa», aclara Rivera, quien considera esta idea muy positiva para atraer visitantes al barrio. «Aunque hay reticencias. Sobre todo, económicas», lamenta.
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