Padilla sale a hombros tras cortar dos orejas a un toro premiado con la vuelta al ruedo

Juan José Padilla salió a hombros tras cortar dos orejas a un toro del Conde de Mayalde, premiado con la vuelta al ruedo, en el cuarto festejo de abono de la feria de Begoña que tuvo lugar hoy en el coso de El Bibio en tarde nubosa y fresca. Algo más de dos tercios de entrada. El encierro del Conde de Mayalde, de magnifica presentación, dio juego desigual y destacó el lidiado en quinto lugar, un toro de mucha clase, un gran toro. Del resto, el primero fue un inválido. El segundo, flojo, perdía las manos con frecuencia, pero fue aplaudido en el arrastre. El tercero, noble pero sin recorrido, acabó huido. El cuarto topaba más que embestía y buscaba la salida desesperadamente y el sexto, un precioso jabonero, tampoco anduvo sobrado de fuerzas.

Manuel Díaz 'El Cordobés' se encontró con un primer enemigo con tendencia a acostarse. El trasteo a media altura careció de enjundia y terminó su labor el diestro de media estocada tendida, refrendado todo ello con el silencio del senado. En el cuarto, que se empleó con mucha fuerza en el caballo mientras el del castoreño le hacía hasta cuatro agujeros, 'El Cordobés' empezó la faena de muleta con una buena tanda de redondos, pero enseguida recurrió a los efectismos y al toreo a distancia, porque el toro, cobardón, buscaba la salida y rehuía el ofrecimiento de las telas. Mató de una estocada corta que produjo derrame y de nuevo fue silenciada su labor.

Padilla, en su primero puso tres pares de banderillas, el mejor el segundo, de dentro a afuera. El toro, con embestida de carril, blandeaba y el jerezano tiró en seguida por la calle de en medio para buscar los aplausos fáciles a base de agarrarse a los costillares del astado y otros recursos para la galería. Mató de un pinchazo, una estocada corta muy tendida y una estocada trasera y contraria. Fue ovacionado. En el quinto, el mejor de la corrida, volvió a banderillear con lucimiento y, muleta en mano, se lo pasó en varias tandas de naturales y otras de redondos de menor calidad, tomándose ventajas en el momento del embroque. Era inevitable pensar qué habría ocurrido de encontrarse el bravo 'condeso' con otro matador. De una estocada caída y dos descabellos, Padilla, que oyó un aviso, terminó su tarea y le premiaron con dos orejas, que al final del festejo le permitieron salir a hombros.

'El Fandi' banderilleó a su primero con vulgaridad, sin asomarse al balcón. Con la muleta, en las series de redondos, despegado, enmendándose y perdiendo pasos. Al natural, aún peor. Una estocada caída y silencio. En el que cerró plaza puso cuatro pares de garapullos, con la celeridad acostumbrada. La faena de muleta fue de menos a más hasta convertirse en un recital de trapazos, a lo que colaboró la paulatina pérdida de fuerza del toro, que fue apagándose poco a poco. Media estocada puso fin a su labor y escuchó algunas palmas.