l pequeño, junto a sus padres y representantes de organizaciones que acudieron a dar su apoyo.

Todos con Kike en el kilómetro de la esperanza

El pequeño gijonés necesita 30.000 para ser operado en Barcelona

PPLL

Sábado, 12 de julio 2014, 13:10

La meta está a un solo kilómetro y llegar a ella depende exclusivamente de la solidaridad de los gijoneses. Carlos Gomes y Eva Brandi, padres de Kike, el pequeño de 22 meses que sufre esclerosis tuberosa, una extraña enfermedad que produce tumores no cancerosos en su organismo, confían en superar el primero de los grandes retos que su hijo les planteó prácticamente al nacer: lograr 70.000 euros con los que paliar la delicada intervención a la que Kike se tiene que someter para decir adiós al calvario que padece.

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El desafío se superará a base de pequeños empujones. Tantos, como monedas de 1 euro se coloquen a lo largo del recorrido que conecta, en un itinerario de ida y vuelta, el espigón central del puerto deportivo con la antigua rula, en horario de 11.30 a 20 horas. «Hay dos salidas en ambos lugares para que todo aquel que quiera participar y pase por allí pueda hacerlo sin problemas», explica el padre.

Con el primero de los retos logrados, el siguiente pasa por viajar a Barcelona, a la clínica Teknon, donde el pequeño Kike será sometido a un estudio invasivo y una cirugía de epilepsia. Después, más de 20 días de ingreso en el centro médico. «Tiene una garantía del 100% de que, tras la intervención, le desbloqueará el sistema neurológico», agrega su padre, que explica los efectos secundarios que tienen los fármacos sobre el niño y la 'contradieta' a la que se ha tenido que someter. «Se trata de una dieta cetogénica, basada en grasas, sin ningún tipo de azúcar para evitar que puedan darle nuevas crisis. Por ahora funciona, pero podría dejar de hacerlo», advierte.

Es por ello que desean con todas las fuerzas que llegue mañana, que pueda reunirse la cantidad de dinero que falta. «No vemos el momento de ingresar en Barcelona», agrega emocionado. Y no es para menos. Los problemas surgieron en el pequeño cuando apenas contaba siete meses de edad. «Fue cuando le dieron los primeros espasmos. Al principio, le detectaron mal la enfermedad. Nos dijeron que tenía el Síndrome de West, pero no fue así», apunta Carlos. Por suerte, ese contratiempo no complicó el estado de salud de Kike, quien ha permanecido buena parte de su corta vida sedado. «Ahora es cuando empieza a hacer las cosas de alguien de su edad, sus tonterías, sus trastadas. Soñamos con verlo correr como a cualquier niño», anota su progenitor, que aclara por qué es necesaria una intervención en un centro sanitario privado. «El sistema público solo atiende a más o menos uno de cada diez adolescentes a través del Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona. No podemos arriesgarnos a volver a estar como al principio. Por ello tenemos que ir a Teknon».

40 toneladas de tapones

Toda Asturias se ha volcado con el caso del pequeño Kike. Ya sea a través de donaciones, que dejan bien claras todos los días a través de una red social -«nos gusta que este tipo de cosas se lleven con transparencia», apunta Carlos Gomes-, como de la entrega de tapones, que han sumado más de 40 toneladas de estos pequeños trozos de plástico.

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