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OLGA ESTEBAN
Jueves, 19 de junio 2014, 00:45
Por mucho que públicamente se empeñen en hablar de «disfunciones» y no de crisis, lo cierto es que la situación en Izquierda Unida no hace más que empeorar. La dirección de la formación y el exportavoz municipal dieron un paso más en su alejamiento. Espina dimitió como miembro de la presidencia colegiada de IU de Gijón. Junto a él abandonaron el órgano Alejandro Jardón (encargado del área de finanzas), Generosa Tamargo (movimientos sociales) y Javier Cortina (ex secretario de Organización, puesto en el que fue sustituido por Francisco Santianes por motivos laborales, aunque Cortina no dejó nunca de formar parte de la presidencia). Lo hicieron, explicaron, ante la negativa del consejo político de convocar una asamblea en los términos en los que Espina la había solicitado, para debatir de la crisis abierta en la coalición tras el cruce público de acusaciones. Creen que «se impide hablar a la militancia». Para la dirección, las dimisiones son «un intento injustificado de desestabilizar una fuerza política que respeta su organicidad y trata continuamente de impulsar la participación y la transparencia».
Las dimisiones se pusieron sobre la mesa a las siete de la tarde, al inicio de la reunión de la presidencia colegiada. Pero la situación se había complicado en la sede, llegando a ser por momentos surrealista, una hora antes. El coordinador local, Marcos Muñiz, había convocado una rueda de prensa. Iba a comparecer junto con el secretario de Organización, Francisco Santianes, y Gloria Fernández, coordinadora de áreas. A esa hora llegó a la sede Espina, acompañado de los otros tres miembros de la presidencia afines a él. Y presenciaron la rueda de prensa. Una comparecencia en la que Muñiz anunciaba varias cosas. En primer lugar, que el día 25 tendrá lugar un referéndum para que los militantes decidan sobre el mecanismo para elegir al próximo coordinador. En segundo lugar, su intención de convocar un consejo político, que será el 8 de julio, para tratar la crisis interna. No está cerrado Muñiz, dijo, a ninguna opción, incluida una asamblea, como pide Jorge Espina. Eso sí, «siempre que no suponga un salto al vacío de la organización». Y nunca ahora. Siempre después del verano, «respetando unos tiempos que permitan un debate plural».
El tercer anuncio, y más significativo, era que IU de Gijón adelanta a septiembre la elección del nuevo coordinador, puesto al que Muñiz no tiene decidido si optará, pues dependerá en gran medida de que se acuerde una elección directa de los militantes y de lograr «un equipo de trabajo que consiga coordinarse», algo que ahora parece claro que no hay.
«Ha roto la baraja»
Si algo quisieron dejar claro Muñiz, Santianes y Fernández fue que IU tiene sus mecanismos oficiales de funcionamiento y que es la dirección, y no otras personas, la que marca los tiempos. Su opción para que el otro 'bando' se hiciera oír es que intervengan en la asamblea convocada para el día 24 para analizar los resultados de las elecciones europeas. Es el único punto del orden del día pero hay turno de intervenciones. «Ahí cualquiera podrá plantear otros temas».
Como dejaron claro también que, a su juicio, es Espina quien «ha roto la baraja». Esa es exactamente la expresión que utilizó Gloria Fernández, sentada frente al exportavoz municipal. Fernández recordó que en la asamblea de marzo nadie comentó que hubiera ningún problema, salvo ella misma, que mencionó algunas «disfunciones» entre el grupo municipal y la organización, propias de la bicefalia y que en ningún caso le parecieron graves. Todo esto era presenciado por Espina y sus afines, que tenían muy clara cuál sería su respuesta.
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