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Vincent, ayer, en su estancia en Oviedo. / J. D.
«No hubo genocidio de moriscos, pero sí propuestas de exterminarlos»
BERNARD VINCENT DIRECTOR DE ESTUDIOS DE LA ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS DE CIENCIAS SOCIALES DE PARÍS

«No hubo genocidio de moriscos, pero sí propuestas de exterminarlos»

<strong>«Algun personaje planteó la castración»</strong>, explica el hispanista que ayer abrió el ciclo sobre la minoría musulmana

M. FRECHILLA

Sábado, 9 de mayo 2009, 05:43

Razones religiosas y también el temor a que se convirtieran en una amenaza para la seguridad nacional llevaron a Felipe III a expulsar a los moriscos, los musulmanes convertidos al cristianismo, pero que mantenían el culto musulmán en la clandestinidad. Cuatro siglos después, la Universidad organiza un ciclo de conferencias sobre esta minoría. El encargado de abrirlo fue ayer el hispanista francés Bernard Vincent, uno de los mayores expertos en el tema e interesado por lo español desde sus lecturas juveniles.

-¿Qué expone en su charla?

-Es una conferencia de presentación, enseñar que fue un capítulo importante de la historia de España que no hay que olvidar, que discurre desde el siglo XVI, en 1502, cuando se exige a los musulmanes de Castilla o bien que se exilien, o bien se conviertan al cristianismo. La inmensa mayoría de ellos decide quedarse y convertirse, hasta 1609, cuando se decreta la expulsión de todos. La misma medida fue aplicada a los musulmanes de la Corona de Aragón en 1625.

-Pero ellos seguían practicando la religión musulmana.

-Es el gran problema. Se aplicó una política para hacer de ellos verdaderos cristianos: atracción y catequesis, de compañías de misiones, etcétera. Por otra parte, una vía represiva, con la represión inquisitorial, actuando con los tribunales de inquisición.

-¿Hubo condenas de muerte, incluso exterminio de moriscos?

-No podemos hablar de exterminio, no. Alguno fue a la hoguera, pero no de forma masiva. Fueron unas decenas a lo largo de un siglo. No podemos hablar ni de exterminio, ni de genocidio. Sí que hubo personajes que propusieron a la monarquía exterminar a los moriscos, incluso un eclesiástico que propuso la castración.

-¿Por qué había este empeño por acabar con ellos? ¿Había razones sólo políticas?

-Hay motivos religiosos. Pese a todas esas campañas de evangelización, los resultados son más bien decepcionantes. Hay moriscos que abandonan su fe ancestral, pero la mayoría practica el Islam de manera clandestina. Por eso hay muchas personas que pretenden soluciones radicales. El otro gran motivo es político, hay temor de ver a los moriscos organizar conspiraciones favoreciendo al imperio turco, tan potente entonces, y a los berberiscos, instalados fuertemente en Argel.

-¿Dónde se fueron los expulsados?

-La inmensa mayoría, a los países del Magreb: 80.000 al actual Marruecos, una cifra similar a Argelia y otros tantos a Túnez. Luego los encontramos por toda la costa de la cuenca del Mediterráneo oriental. En Estambul hay una colonia importante, y algunos también en Italia y Francia.

-¿Hay huellas de la cultura hispánica en estos lugares?

-Donde las huellas son más visibles es en Túnez. Hasta el siglo XVIII, había españoles que hablaban español en pueblos. En Túnez o en Marruecos hoy podemos encontrar gente que presume mucho de ser descendiente de moriscos.

-¿Tenían más nivel cultural?

-Llevan a su país de destino un gran nivel técnico, en cuanto a las faenas agrícolas. Sus conocimientos en el regadío han renovado totalmente pueblos en Túnez. También encontramos casas con patio, en las mezquitas huellas de construcción como la de Aragón, y hasta cúpulas que no pertenecen a la tradición musulmana del Magreb. También llegaron el cultivo de los higos chumbos.

-¿Qué habría pasado si no hubiesen sido expulsados?

-Probablemente se hubiesen integrado de manera paulatina. De hecho, en 1609 una parte de ellos estaba en ese proceso.

-¿Alguno se quedó aquí?

-Hubo excepciones, como algunos considerados cristianos viejos. Quedaron unos 30.000 o, incluso, hablan de 50.000 personas, pero muy diseminadas.

-Usted habla de la tolerancia como un concepto acuñado con posterioridad a la expulsión.

-A principios del siglo XVII, en toda Europa era inconcebible aceptar que algún sujeto tuviera una fe distinta a la de su príncipe.

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