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Luis Menéndez, junto a un telefonillo Lumenex. / T. B.
El inventor incansable
Villaviciosa

El inventor incansable

Luis Menéndez Lavandera creó el primer portero automático español en la década de los sesenta

TERRY BASTERRA

Lunes, 30 de marzo 2009, 04:44

Villaviciosa es conocida por ser tierra de grandes pintores y escritores, pero del concejo de la Comarca de la Sidra también han salido notables empresarios e, incluso, algún que otro inventor. Este es el caso de Luis Menéndez Lavandera que, a comienzos de la década de los sesenta, introdujo en España el entonces famoso Microlarbi, ahora conocido por todos como portero automático.

Menéndez Lavandera es un maliayo de pro nacido en 1927 y natural del valle de Peón, donde aún sigue conservando una finca con su «huertuca». Gracias a la introducción y posterior comercialización del telefonillo pudo conocer la práctica totalidad de la geografía española. «Un conocido nos comentó a Eladio Unión y a mí que existía un aparato en Venezuela que servía para comunicarse desde el interior de la vivienda con el portal y decidimos crearlo en España», explica.

Con posterioridad, fundaron la empresa Microlarbi, en la que también participaban los responsables de Cerámicas Rubiera y uno de los entonces directivos del Banco Vizcaya. Este emprendedor recuerda el alboroto que se organizó en Oviedo con la colocación del primer dispositivo electrónico de fabricación casera en el número 35 de la calle de Fernández Ladreda. «Tuvimos que retirarlo porque aquello parecía un parque infantil y los guajes se reunían para tocar el timbre y oír las voces de los vecinos de los pisos», recuerda con una media sonrisa.

Nuevo proyecto

Menéndez Lavandera asegura que el proceso de introducción de un nuevo producto es harto difícil. Ahora bien, mucho ayudó a la expansión de Microlarbi la presencia en la empresa de Cerámicas Rubiera, ya que gracias a ella la entrada en el sector inmobiliario fue más sencilla. «Logré tener distribuidores en ciudades como Barcelona o Pamplona, algo nada fácil para un asturiano en aquella época», apunta. Sólo le faltó introducir su producto en el Sureste de la Península Ibérica, ya que en Valencia había otra empresa que trabajaba con un producto de similares características. Diez años más tarde vendió su parte de la empresa y fundó Lumenex.

Muchas casas de Villaviciosa siguen utilizando telefonillos automáticos de esta marca. Con esta firma continuó hasta 1997, año en el que, con 70 años vendió la marca y se jubiló, aunque no del todo, puesto que no ha dejado de pensar en nuevos productos. Junto a Nieves Meana, trata de introducir en el mercado un un sencillo pero eficaz limpiador de persianas.

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