Dos niños observan los libros expuestos en Villa Maravilla, que ayer se inauguró en el Centro Pumarín Gijón-Sur. / JOAQUÍN BILBAO
LOS GRANDES ÉXITOS

Letras minúsculas a lo grande

La literatura infantil y juvenil supone un 30% del negocio de la narrativa en España y va a más. Su futuro se dibuja en positivo, aunque quizá en formato electrónico

M. F. A.

Miércoles, 3 de diciembre 2008, 11:20

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Se lee y mucho. Es más, el 30% del negocio de la narrativa en España está escrito y editado pensando en el público infantil y juvenil, el mismo al que se dedica la feria Villa Maravilla que ayer abrió sus puertas en Gijón exponiendo -que no vendiendo- unos 500 títulos de una quincena de editoriales. Muestra es este encuentro, que se prolonga hasta el sábado en Gijón-Sur, de la buena salud que presenta el sector. «En esto a veces hay un pesimismo que no se justifica, porque nunca se leyó ni se publicó tanta literatura», sostiene el escritor Miguel Rojo, sabedor que lo contrario sería un fracaso en un país empeñado en que sus niños lean. Padres y profesores llevan años luchando para conseguirlo, aunque para hacer que un niño ame la literatura no hay fórmulas mágicas. «Yo no me atrevo a dar consejos, tengo un crío de doce años, te puedes imaginar la biblioteca que hay en casa, al que desde pequeño le hemos ido dando los libros adecuados, y ahora mismo no lee nada», explica Miguel Rojo que no pierde la esperanza a que en el futuro las cosas cambien.

Puede que esa esperanza se base en que en estos momentos en España, y también en Asturias, abunda la calidad y la cantidad en lo que a publicaciones para menores se refiere. Y porque a la fantasía con sello de hoy se une la gran literatura firmada ayer por grandes como Emilio Salgari y Julio Verne, siempre presentes en las librerías compartiendo estantes con Harry Potter, la bruja Kika, el Principito, 'Los cinco', o 'Esther', reconvertida hoy en día en una auténtico 'boom' editorial, tal y como explica Scarlett Farías, que regenta en Gijón la librería 'Érase una vez', especializada en niños y jóvenes.

«El retrato que se puede hacer de la situación actual es muy positivo, las cifras de venta van subiendo, cada vez hay más gente que atiende a la literatura infantil y juvenil e incluso hay una generación de padres que observa lo que eligen sus hijos», sostiene el escritor Fernando Marías, que mañana estará en la feria, y que este año obtuvo el premio Angular con 'Zara y el librero de Bagdad'. Subraya el autor que en España los libros para los más pequeños son un fenómeno nuevo, con sólo tres décadas de historia, que se han consolidado de una manera seria e importante. «Ahora mismo la mayoría de las editoriales o tienen un departamento de literatura juvenil o se están planteando tenerlo», añade.

Beatriz Rato, la asturiana que noveló la historia de un bolígrafo Bic, es de la misma opinión. Porque entiende que no sólo se hace buena literatura para jóvenes, sino que también está muy bien editada, con gusto, con estilo, con cariño, mirando mucho que el producto sea bueno. «Yo creo que hay talento, se anima mucha gente a escribir y se selecciona muchísimo, no creas que se edita cualquier cosa, por la carestía y la dificultad que conlleva», asegura la escritora, quien advierte que todas las piezas que componen este puzle literario trabajan de una clara manera vocacional. «Hacer libros es carísimo, son negocios de muchísimo trabajo y pocos resultados», subraya la autora, que conoce muy bien el panorama asturiano, donde editoriales como Trabe vtp y Pintar-Pintar están haciendo un trabajo muy destacado. Esta última, sin ir más lejos, ha ilustrado en un libro precisamente cómo se hace un libro, que en Villa Maravilla se ha convertido en exposición abierta a todos.

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En el Principado, señala Rato, hay además una doble vertiente literaria, porque el asturiano ha adquirido un enorme protagonismo en los últimos años. Las ayudas económicas institucionales para fomentar el uso de la llingua en la literatura han hecho que se hayan multiplicado las publicaciones, que tampoco son escasas en castellano.

Rato, Rojo y Marías dicen que su trabajo tiene un público fiel, ansioso ayer hoy y siempre de aventuras y fantasías, de pasar un buen rato, de entretenerse, por mucho que hayan nacido con un ratón en una mano y una Play-station en la otra. No son la tecnología ni el deporte ni las mil actividades que conforman la apretadísima agenda de los niños de hoy excluyentes de los libros que, como dice Beatriz Rato, deben ser como los amigos: «Se suman, porque en el entretenimiento cabe todo».

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Concentración

Todo tiene su espacio, porque además leer es un ejercicio de recogimiento y tranquilidad que ayuda a mejorar la capacidad de concentración, pero puede que en el futuro las cosas cambien. El libro, dicen los autores, seguirá vivo, aunque quizá se lea más en pantalla que en papel, y puede que incluso una Nintendo, como apunta Marías, se convierta en un nuevo formato a través del que descubrir historias. «La gente que dirige el mercado de la literatura está dándose cuenta de que tiene que entrar ahí, que tiene que acercarse a los nuevos lectores desde otras fórmulas, porque estos niños están acostumbrados a jugar con la Play a una velocidad vertiginosa; ellos crecerán y el mercado se tendrá que acercar a ellos», dice Marías. Puede que en el futuro lean sus obras y las de todos en formato electrónico, puede que cambie la forma, pero nunca el fondo: «Unos buenos personajes, una buena historia, esa es la base de la literatura, la emoción creada por la palabra».

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