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JORGE RODRÍGUEZ
Lunes, 31 de marzo 2008, 04:12
Resalta Javier López, estudiante de quinto de Historia, que la base de todo acto que nace de la Universidad debe estar dirigido a los estudiantes para tener éxito. Con esta premisa, el año pasado nacieron las primeras jornadas de cultura japonesa. Entonces, se centraron en desterrar los estereotipos que persiguen al país oriental, como el sumo y las geishas. Este año, con el objetivo de dar un paso más hacia adelante, buscan consolidarse y no quedarse «sólo como un recuerdo, sino como algo típico y propio de nuestra Universidad. Era una asignatura pendiente». Para ello, y con el título de 'Encuentro entre Occidente y Oriente', este mediodía se inaugura la segunda edición de esta iniciativa cultural.
Durante cuatro días, el salón de actos del campus de Humanidades en Oviedo acogerá ponencias, cine, una exhibición de arte floral ('ikebana'), una degustación de comida típica japonesa y una demostración de artes marciales, entre otras ofertas. Aunque, sin duda, como dice el alma y organizador de estas jornadas, Javier López, el atractivo principal de estos días de encuentro entre culturas, la occidental y la oriental, es Etsuro Sotoo. Escultor del Templo de la Sagrada Familia, un trabajo en el que lleva inmerso tres décadas, el artista hablará el jueves sobre el especial vínculo entre Gaudí y la cultura japonesa. Dos elementos que, para el organizador, «tienen muchos puntos en común», como su diálogo mutuo y constante con la naturaleza.
Profesores que asesoran -como la titular de la Universidad de Oviedo Yayoi Kawamura- y alumnos que de forma voluntaria ayudan a que todo salga adelante -como Hugo Vázquez y Javier Cubero- son parte fundamental de las jornadas. E incluso los estudiantes japoneses. Tatsuro Yamasaki e Izumi Tanaka, de 21 años, son voluntarios y aportan el conocimiento de su país natal. Estudiantes de español, llevan unos seis meses en Asturias. Ambos llegaron a Oviedo desde la Universidad de Kangai Gaidai para conocer un poco más nuestro idioma. Una meta que, atendiendo a su conversación, parece que poco a poco van superando. Sobre las jornadas, tanto Tatsuro como Izumi reconocen verse sorprendidos por su dimensión. «No sabía que había tanta gente que quería aprender nuestra cultura e historia», dice Tatsuro. Izumi, por su parte, insiste en la importancia de la propuesta «para que se sepa que no todo es cómico en Japón».
Aunque sin duda, aparte de la consolidación de las jornadas en el ámbito universitario, se busca crear un «mundo en torno a ellas». Algo que para Javier López, que también es presidente de la Asociación Cultural La Brisa de Japón, se ha conseguido ya con alguna iniciativa, como el curso de japonés que este año se imparte por primera vez en la Universidad. «La idea de las jornadas como evento cultural no es sólo acercar la cultura japonesa, también se trata de promover una serie de ámbitos que antes eran impensables para los estudiantes», explica.
En la segunda edición, se pretende «crear un puente entre dos culturas, y ahí Japón tiene mucho que ver». Bajo esta reflexión, Javier López reconoce el papel del país del sol naciente «de apertura hacia otras naciones orientales». Respecto al programa, la combinación entre la didáctica y el entretenimiento es la filosofía principal. Durante cuatro días -desde hoy al mediodía hasta casi el atardecer del jueves- el salón de actos del campus del Milán rendirá tributo a una cultura milenaria, tratando de acercarla y de mostrar su unión con Occidente.
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