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1925. El expreso sale de un túnel de Pajares en uno de sus primeros viajes con locomotora eléctrica. / FOTO CEDIDA POR LA ASOCIACIÓN DON PELAYO
Estación final para el expreso
Asturias

Estación final para el expreso

La conexión nocturna con coches cama entre Asturias y Madrid hará hoy su último viaje después de 133 años en funcionamiento

IVÁN VILLAR

Viernes, 21 de diciembre 2007, 04:03

Nadie dormirá ya en tren la noche sobre el Pajares. Los paneles de la estación gijonesa del Humedal anunciarán hoy la salida del último tren expreso a Madrid, que cesará su servicio tras más de 130 años de conexión nocturna con la capital. En este tiempo sólo la guerra, y las nevadas más empecinadas, lograron pararlo, en continuos ejemplos del triunfo de la máquina sobre el relieve.

Ya nada es igual que en sus inicios, en la lejana década de los años 70 del siglo XIX. En 1874 comenzó a ofrecerse en Asturias la primera conexión 'directa' con Madrid por ferrocarril, enlazando los servicios que ofrecían en sus respectivos tramos tres empresas ferroviarias diferentes. El recorrido asturiano, en concreto, estaba cubierto por los trenes de la Compañía del Noroeste y ocupaba más de dos horas y media en completar la distancia que separa Gijón de Pola de Lena -años después la estación se llevó hasta Puente Los Fierros-.

El puerto de Pajares aparecía en ese tiempo como un obstáculo insalvable para las viejas máquinas de vapor y eran los caballos de tiro los encargados de transbordar el pasaje, que era trasladado por carretera desde Lena hasta Busdongo a bordo de decenas de diligencias. En la estación leonesa nacía de nuevo la vía para cubrir un segundo tramo desde Busdongo hasta Palencia, y desde allí una tercera compañía ferroviaria cogía el relevo para llevar el tren ya hasta Madrid. Viajar de noche no era entonces una peculiaridad, sino algo prácticamente impuesto, toda vez que cubrir la totalidad del trayecto llevaba más de 27 horas.

Hubo que esperar hasta 1884 para que los vapores pudieran empezar a plantarle cara al Pajares, con la apertura del tramo de vía que une desde entonces Asturias con la Meseta. El 15 de agosto de ese año el rey Alfonso XII presidió el viaje inaugural desde Madrid a Gijón, con bendición incluida de las dos locomotoras -la 'Don Pelayo' y la 'Jovellanos'- que hicieron fuerza de arrastre para vencer la dura vertical del puerto. Nacía el paso del expreso por el Pajares, uno de los trayectos más duros y míticos del ferrocarril europeo, con viejas locomotoras que trabajaban de dos en dos o incluso de tres en tres, asfixiando de humo los vagones del tren.

23 horas de viaje

El expreso redujo entonces sus tiempos de viaje a 'tan solo' 23 horas, privilegio que, no obstante solo quedaba al alcance de las familias más pudientes. La más barata de las tres clases de billete que se vendían para sus camas y literas costaba en 1897 14,40 pesetas, casi la mitad del sueldo mensual de un obrero.

En 1925 la electrificación de la vía a su paso por el puerto de el Pajares marcó un nuevo hito en la historia del expreso, permitiendo reducir sus tiempos viaje de forma considerable. Entonces el tren salía de Gijón a las 18.40 horas y llegaba a Madrid a las ocho de la mañana, convirtiéndose ya en un trayecto meramente nocturno con coches cama y coche restaurante. A principios de los años 30 se logró por primera vez bajar de las doce horas.

Tras medio siglo cruzando sin interrupción la Meseta, el 18 de julio de 1936 el expreso que salió de Gijón se vio obligado a finalizar su trayecto en Valladolid, a causa del alzamiento militar. No volvería a llegar a Madrid hasta 1941, gestionado ya por la recién creada Renfe. La economía de posguerra supuso entonces una regresión tecnológica que llevó a superar de nuevo las 14 horas de viaje. En esa época el tren no era denominado expreso como tal, sino que era un tren correo, eso sí con coches cama.

A partir de los años 50 empezó a recuperarse el tiempo perdido, con progresivas mejoras de horarios y la popularización del servicio, que fue utilizado por miles de viajeros del interior para poder conocer el mar que entonces salpicaba la vieja estación del Norte.

En los años 70 el tren que salía de Gijón se convirtió en un 'colector de expresos' al que se unían en Villabona varios vagones procedentes de San Juan de Nieva y, ya en Castilla, los que habían partido también desde Galicia y Cantabria. Hoy sus coches cama se despedirán definitivamente del Pajares, que ya solo será atravesado en horario diurno por los nuevos trenes Alvia que anticipan la llegada de la Alta Velocidad. El expreso ya solo hará parada en el recuerdo de sus viajeros, con escala en la nostalgia.

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