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CASA CONSISTORIAL. Manuel Díaz, rodeado por las reinas y damas, en el balcón del Ayuntamiento. / MARIO ROJAS
«Desde la lejanía, mi querida Oviedo, yo siempre te recuerdo intelectual y culta»
Oviedo

«Desde la lejanía, mi querida Oviedo, yo siempre te recuerdo intelectual y culta»

Manolo Díaz abrió San Mateo con un pregón que mezcló sus recuerdos con reflexiones sobre la ciudad El alcalde se ausentó por segundo año consecutivo a un acto que Felechosa cerró con un «¿Que vos presten!»

ANA FERNÁNDEZ ABAD

Sábado, 15 de septiembre 2007, 16:05

«No sabes cómo me emociona que me hayas pedido que venga a verte, después de tantos años sufriendo la carencia de tu aroma, de tu encanto, de tu elegancia, de tu sabiduría y de las convexidades y concavidades de tu irresistible belleza». Como un enamorado. Así leyó ayer el directivo de la discográfica EMI Internacional Manolo Díaz el pregón de San Mateo, una carta dirigida a una ciudad que él ve como una mujer: «Desde la lejanía, mi querida Oviedo, yo siempre te recuerdo intelectual y culta».

Y el pregón también tuvo ese punto culto, porque comenzó con alusiones a Rodrigo Uría, Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni, para seguir con Woody Allen. Los nombres de los directores se mezclaron con los de los amigos de la infancia del ejecutivo. Con una voz quebrada por la emoción, Díaz habló de su bautismo en la «brillante provocación estética» llamada San Juan El Real; evocó «los éxitos del equipo de hockey sobre patines de Chocolate La Cibeles»; y comentó que su abuelo, Ramón Martínez Cabal, le llevaba de la mano desde la Casa Blanca de Uría «hasta su marmolería en la calle Milicias».

De los recuerdos, Díaz saltó a su faceta profesional y enumeró a «muchos de los mejores artistas del mundo» con los que ha trabajado, desde Nina Hagen a Coldplay, pasando por Julio Iglesias. Tocado por el sentimiento asturiano, comentó que «últimamente ha sido un gran placer» trabajar con Luz Casal, Melendi y Nacho Vegas. Y empujado por el sentimiento de ovetense afincado en Miami, expuso sus teorías sobre «la medicina de la globalización», que «empieza a mostrar serias contraindicaciones». El futuro, según Díaz, «debe armonizar el desarrollo económico con la protección del entorno». Y el futuro inmediato, recalcó, pasa por una Universidad de Oviedo «que va a cumplir 400 años bajo la dirección de ese rector de rectores, Juan Vázquez».

«Alma musical»

«Oviedo, amor mío, esas cosas no se olvidan», fue el mantra repetido durante todo el pregón por Díaz, quien recomendó a la concurrencia que «como dijo Buda, hagamos con moderación incluso la moderación». Pero las palabras de Buda no fueron las únicas citadas por el ejecutivo, que también parafraseó a Gabino de Lorenzo al decir que «si las ciudades tuviesen alma, la tuya sería musical». El alcalde no se presentó en la Casa Consistorial para oírlo (la explicación oficial fue que estaba de viaje). Faltó al pregón por segundo año consecutivo y no escuchó alabanzas como «el gobierno, que tu población ha elegido, te mima y se ocupa día y noche de ti y de tus ciudadanos»; o «estás más guapa que nunca porque tus calles están más limpias».

Paloma Sainz, la portavoz municipal del PSOE, tampoco acudió al acto de su primer pregón en el Ayuntamiento, al que sí asistieron la mayoría de los concejales socialistas, la diputada Pilar Alonso y el ex alcalde Antonio Masip. Gran parte de los ediles del PP tampoco faltaron a la cita, a la que se sumó el senador Javier Sopeña.

El buen tiempo acompañó al pregón; la plaza estaba llena, pero no colapsada. No hubo altercados. Lo único que rompió la tónica cordial fue una pancarta de Mocedá d'Izquierda Asturiana que rezaba '-Fiestas, +Folixa'. Después del chupinazo prendido por la montañera Rosa Fernández, el concejal de Cultura, José Suárez Arias-Cachero 'Felechosa', dio por iniciadas las fiestas.

«Xente d'Uvieu, el tambor y la gaita ya están aquí, les fiestes de San Mateo ya están aquí», dijo. Despidió a los ciudadanos con un «¿Viva Oviedo!» y un «¿Puxa Asturies!» que encontraron eco entre la multitud. En respuesta, Felechosa abandonó el balcón con un deseo: «¿Que vos presten!».

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