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PLANO. El desaparecido Hotel Saboya, de Gijón, fue uno de los escenarios de la película. / E. C.
Emma Penella con fondo asturiano
Cultura

Emma Penella con fondo asturiano

La actriz recientemente fallecida rodó 'Los Peces Rojos' a las órdenes de Nieves Conde en el Gijón de 1955 y 'La Regenta', de Gonzalo Suárez, dos décadas después en Oviedo

P. M.

Domingo, 2 de septiembre 2007, 03:07

Emma Penella fallecía el pasado lunes dejando un extraordinario legado como actriz. Aunque el presente la colocara casi con exclusividad en una loca comunidad de vecinos televisiva, tuvo esta heredera de las grandes estrellas un pasado de belleza y maestría interpretativa, un pasado que la sitúa tras la claqueta de grandes directores como Berlanga y que, además, la emparenta con Asturias. Es conocido que hizo de Ana Ozores, a las órdenes de Gonzalo Suárez, por la plaza de la Catedral de Oviedo. Es más, hay quien dice que esa Regenta esculpida que parece caminar por sus adoquines no es la de 'Clarín', ni siquiera la de Méndez Leite, a la que dio vida Aitana Sánchez-Gijón, sino la mismísima Penella en sus tiempos de esplendor.

Pero mucho antes, dos décadas antes de rodar en la capital asturiana ese clásico, que se estrenó en 1974, la actriz de 'El verdugo', la inolvidable tía Tula, paseó su fama por Gijón para marcar con fondo asturiano otra de sus películas, 'Los peces rojos'. Corría el año 1955.

Existía entonces un hotel al principio de la calle Corrida, casi en los jardines de la Reina, que se llamaba el Saboya. En su recepción instaló José Antonio Nieves Conde la cámara y la acción de una historia firmada por el asturiano Carlos Blanco, que uniría a Emma Penella con esta ciudad para siempre.

Hacía la actriz, en aquel primer encuentro del director segoviano con el cine de corte negro, de corista con ansias de dejar atrás sus miserias. Un papel al que ponía entorno no sólo alguna de las calles de Gijón, sino la imaginación de otro asturiano, el oscarizado Gil Parrondo, que se hizo cargo de la dirección artística.

Cuentan quienes tienen aquel rodaje en su particular memoria fílmica, como el gran cinéfilo gijonés Plácido Castro, que era fácil encontrar a la Penella caminando por El Muelle. Al parecer, le gustaba pasear por la zona, en los descansos del rodaje. Además, en sus cercanías se grabó una de las secuencias más intensas. Justo donde ahora levanta sus aceros la escultura de Vaquero Turcios, hallaron Parrondo y Nieves Conde el escenario de la muerte que ronda por 'Los peces rojos'.

Recuerda también Castro una anécdota que poco tiene que ver con la película, pero mucho con sus alrededores. «Coincidiendo con el rodaje se celebraba entonces en el parque Continental una velada de lucha libre. En ella participaba un tal Chauson y Peltop, apodado cabeza de hierro. Pues, bien, Chauson se hacía promocionar asegurando que tenía un importante papel en el filme que rodaban Emma Penella y Arturo de Córdova, lo cual era totalmente incierto».

Pero hay más; la protagonista, en principio, iba a ser Aurora Bautista. Se negó a última hora, y el realizador escogió a Penella «al ver su fotografía en un kiosko», comenta. Asímismo, la presencia del mexicano De Córdova en el reparto se explica por la participación de un compatriota en la producción que pretendía difundir la cinta por California. Otra memoria igual de documentada, la de Fran Vaquero, responsable del Centro de Interpretación de Cine de Asturias, narra la «excelente participación que los bomberos de la ciudad» tuvieron en la cinta gijonesa.

Ayuda de los Bomberos

Lograron, utilizando miles de litros de agua y metros y metros de manguera, que una noche seca de aquel 1955 se convirtiera en la más lluviosa que se recuerda. «Dicen que está filmada con extraordinaria calidad para aquellos tiempos, en que era muy difícil captar la lluvia con una cámara», explica Vaquero.

Pero no todo fueron elogios para el cuerpo municipal. Según Castro, algunos vecinos protestaron por el gasto excesivo de agua en un invierno que algunos recuerdan de escasez.

'Los Peces rojos' se estrenó en septiembre de ese año en el cine Los Campos, que hoy, como el hotel Saboya, vive sólo en la memoria de Gijón. Estuvo en cartel 14 días.

Cuentan que pasó sin pena ni gloria. Fue un fracaso que a nadie sorprende. Los críticos dan por hecho que la historia «nada convencional» no fue entendida en su época. Asegura Francisco Llinás, en el libro que dedica a 'José Antonio Nieves Conde. El oficio del cineasta', que se trata de «una película alucinada, en la que los personajes se relacionan a través de la mentira».

Una película que no se comprendió, añade: «Ni siquiera la censura cayó en la cuenta de que se trataba de un filme estrictamente amoral».

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