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MARCO MENÉNDEZ
Lunes, 27 de agosto 2007, 12:59
La actual no es una época en la que abunden las vocaciones religiosas. Mucho se ha hablado de cómo afecta esta situación a las parroquias y las dificultades con las que se encuentra la Iglesia para cubrir los servicios religiosos y suplir las jubilaciones o enfermedades de los sacerdotes más veteranos.
Pero a esta situación no son ajenas las comunidades de monjas de la ciudad. En Gijón existen 16 congregaciones que se ocupan de aspectos muy diversos de la sociedad, desde dos órdenes de clausura hasta la gestión de centros docentes, instituciones de caridad o atención a enfermos y sectores desfavorecidos. Estas mujeres consagran su existencia no sólo a Dios, sino también al servicio de los demás. En la actualidad son 221 religiosas las 'censadas' en Gijón, prácticamente la mitad de las que había hace veinte años, una caída que en el caso de alguna orden se eleva incluso hasta el 75%.
Después de la desaparición del convento de clausura de las Clarisas, de la Universidad Laboral, sólo quedan dos comunidades de este tipo en la ciudad. Son las de las agustinas recoletas, en el monasterio del Sacramento y la Purísima Concepción, en Villamanín (Somió), que cuenta con siete hermanas; y las carmelitas descalzas, en el convento del Carmen y San José, sito en La Providencia, que tiene trece hermanas. Además de la oración, las primeras se dedican a la fabricación de postres y las segundas a los bordados a máquina, famosos en todo Gijón.
Otras catorce congregaciones completan el panorama de religiosas en la ciudad, según informaron fuentes del Arzobispado de Oviedo. Las madres adoratrices tienen trece religiosas en su comunidad y se dedican a la atención a todas las mujeres con problemas, especialmente inmigrantes. Las asuncionistas tienen una docena de integrantes divididas entre el Colegio de La Asunción y la comunidad que la congregación tiene en Contrueces, dedicada ésta a la atención de enfermos.
Tres carmelitas misioneras teresianas trabajan en el Sanatorio Begoña, mientras que las dominicas de la anunciata tienen 17 hermanas en el Sanatorio Covadonga y otras 15 en el Colegio Virgen Mediadora. También a la educación se dedican siete integrantes de las hermanas del Ángel de la Guarda, en el Colegio Santo Ángel, aunque otras cinco monjas de la orden están en la Comunidad Virgen de Begoña, sita en la avenida de la Constitución.
Las seis hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús se dedican a problemas de las mujeres, en el Centro Isabel Larrañaga, sito en Viesques, mientras trece hermanitas de los Ancianos atienden la Residencia Teresa Hornet, en Somió.
La más numerosa
La comunidad más numerosa en el concejo es la de las Hijas de la Caridad de San Vicente, con 47 mujeres distribuidas en cinco centros: diez, en la Asociación Gijonesa de Caridad; nueve, en el Colegio de La Milagrosa; once, en el Colegio San Vicente de Paúl; trece, en el Patronato San José, y cuatro, en la Casa de Acogida Siloé.
A la enseñanza también se dedican las congregaciones de Madres de San José de la Montaña, con seis monjas en el Colegio Virgen Reina, y las religiosas de María Inmaculada, con diez en el Colegio López y Vicuña. Por contra, las Siervas de Jesús se ocupan del cuidado de enfermos. Una docena de hermanas se dedican a llevar la pastoral de la salud a todos aquellos que lo necesitan y esta comunidad se ha visto reducida prácticamente a la mínima expresión con el paso de los años, ya que llegó a contar con 50 miembros en nuestra ciudad.
Las once hermanas de la congregación Siervas de los Pobres se ocupan de la Escuela Infantil del Sagrado Corazón, sita en la avenida de Galicia, y cinco miembros de las terciarias capuchinas atienden el Albergue Covadonga. Finalmente, las Ursulinas de Jesús disponen de 19 hermanas en Gijón, repartidas once en el colegio, cuatro, en la comunidad La Casina, y otras tantas en otra residencia sita en el barrio de La Calzada.
Pero todas tienen un denominador común, que es la pérdida de vocaciones, una circunstancia mucho más acusada «en todo el Norte del país, especialmente en Asturias», según apuntan las carmelitas descalzas. Las madres adoratrices sí destacan que «la gente joven prefiere el voluntariado, pero evitan adquirir un compromiso más fuerte».
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