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MANUEL ROSETY
Jueves, 16 de agosto 2007, 11:59
Es el prototipo del infortunio. Chus Bravo inicia su octava temporada en el Sporting, aunque tuvo que esperar a la segunda para debutar. Llega con una media de algo más de diez partidos disputados por campaña, por las lesiones que tuvo a lo largo de su trayectoria deportiva.
No pudo aprovechar su primera oportunidad, por culpa de una rotura en un aductor. En Lleida, Isma sufrió una lesión. Cantatore pensaba en Chus Bravo como sustituto, pero ese mismo día se desgarró un aductor en el encuentro del filial, en Mareo. Esa lesión le impidió jugar en el primer equipo a la jornada siguiente, contra el Leganés en El Molinón. Vicente fue la alternativa. Chus Bravo tuvo que esperar un año para volver a ver pasar ante sus ojos el tranvía del debut.
Aunque en la Liga disputó su primer partido en El Ejido, la primera participación oficial fue en la Copa del Rey, contra el Oviedo, en un encuentro en el que los rojiblancos superaron la eliminatoria con autoridad. El de La Camocha entró por Juan. En aquella temporada, con Pablo Amo, Isma y Aira como centrales, su participación en el equipo fue más de centrocampista de contención y hasta de lateral.
Tras siete convocatorias en las que quedó en el banquillo, en El Ejido tuvo su primer partido titular, en el que dejó su puesto al final a Cobas. Curiosamente, en muy pocas ocasiones coincidió con su primo Isma, con quien compartió vestuario la temporada de su llegada al primer equipo y en la 2004-2005, en la que Isma reapareció en las jornadas finales, cuando Chus Bravo tenía algunos problemas físicos.
Aunque le gusta participar en las acciones de estrategia ofensiva, el sólo marcó un gol. Fue en Getafe, en un remate de cabeza, con el que encauzaba el triunfo gijonés en Butarque, el día que Javi Fuego tuvo un debut, en el que jugó su primer minuto profesional.
La mejor etapa de Chus Bravo fue con Maceda. Llegó a intervenir en 24 partidos, de los que en 20 fue titular y 17 los jugó completos. En la segunda vuelta, con la llegada de Pulido, cedido por el Rayo, perdió opciones. Y en la fase final de la temporada, en Zaragoza, sufrió una rotura de rótula, que lo apartó del equipo seis meses, además de otras complicaciones posteriores. Lo más frecuente fueron las lesiones musculares y hasta tuvo el infortunio de empezar la campaña anterior con una fuerte gastroenteritis, que precisó cuidados muy especiales, además de una fascitis plantar que le pasó un mes de pretemporada.
Chus Bravo ha pasado por el quirófano en seis ocasiones. Fue operado dos veces un aductor, otra de menisco y tres de rótula. La última intervención se produjo dos semanas después de llegar a un acuerdo para la renovación de su contrato. Aunque no estaba firmado, Vega-Arango cumplió con el pacto.
El defensa gijonés vive ahora una situación de incertidumbre, al haberse convertido en el quinto central de la plantilla y haber sido propuesto por el cuadro técnico para dejar el club, a lo que el de La Camocha se resiste. De momento, en la pretemporada lleva una buena trayectoria, con una regularidad en su participación. Las lesiones le respetan. Queda a merced de lo que decida Preciado.
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