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CUADERNO DE BITÁCORA

El Gremio de Mareantes de Sabugo

ROMÁN ANTONIO ÁLVAREZ

Lunes, 6 de agosto 2007, 03:08

Los orígenes de esta institución nos son desconocidos. Se sabe que en Avilés funcionaba ya en el siglo XVII como una asociación de carácter social que desarrollaba también determinados ritos y celebraciones de tipo religioso.

En el primer libro de actas1 que se conserva, del año 1678, se mencionan como socios del Gremio, entre otros muchos, a los siguientes apellidos conocidísimos de Avilés: Bernardo de Carreño, Antonio de Obaño, Pedro Galán, Luis de los Alas, Juan de Alvaré, Rodrigo del Busto, Melchor de la Vega Cuervo, Domingo Morán de la Riba etc. El pórtico de la Iglesia parroquial de Sabugo, extramuros de Avilés, era el lugar en donde se celebraban las Juntas, convocando a los marineros al son de campana tañida.

En Junta General del 24 de Febrero de 1699 se aprobaron por mayoría unas constituciones del Gremio, en las que se determinan y concretan las condiciones y bases del mismo, sometidas después a la aprobación de Fernando León Falcón, Juez Ordinario de su Majestad en Avilés. Con esta aprobación las constituciones adquieren fuerza de ley, pudiendo interponer para su observancia y cumplimiento la autoridad judicial.

Entre otras capitulaciones se dispone:

1º) Que todo marinero habría de dejar, para fondo común del Gremio, un cuarto de quiñón de sus pesquerías o de sus navegaciones.

2º) Que lo recaudado por este concepto se destine: A que los vecinos pobres gocen de todo alivio que en tal caso se pudiese, mediante a que estos efectos son precedidos de su mismo sudor y trabajo. A costear la leva o levas de marineros para las Reales Armadas. Para defenderse de cualquier pleito con personas o comunidad, o promoverlo en defensa de sus intereses. Para cupos de rentas reales. Para ornamentos y decencia del templo y culto divino de la parroquia, sufragando, con fondos del Gremio, la parte de contribuciones correspondiente a los vecinos, socios del Gremio, que fueran pobres, entre los cuales no pudiera hacerse repartimiento para levantar la carga de la parroquia. Posteriormente fueron detallándose algunos otros extremos como contratos con médicos de la villa para que asistiesen en sus enfermedades a los individuos del Gremio, incluso al párroco y sus familiares.

El Ayuntamiento nombraba todos los años, cuando lo hacía con todos los demás cargos, el Alcalde de la Mar2 que siempre era un miembro del Gremio de Mareantes de Sabugo. Desempeñaba las mismas funciones que los capitanes de puerto actuales.

De los primeros datos históricos se deduce que el Gremio de Mareantes nació, como todos los demás de esta Edad Media, bajo la protección, dirección e impulso de la Iglesia, teniendo desde un principio como Patrón a San Telmo y con posterioridad se introduce también como Patrona a Nuestra Señora de las Mareas. Posiblemente el origen del Gremio sea incluso anterior a la vida de este Santo del siglo XIII, patrono de Tuy, y cuya santa dedicación a los pescadores y los milagros que se le atribuyen en relación con los mismos, hizo que su patronazgo se extendiera rápidamente por los Gremios de Mareantes de todo el Cantábrico y el Atlántico. La relación de San Telmo con Avilés se remonta a la toma de Sevilla por Alfonso III el Santo, ya que bendijo la flota de naves que remontando el Guadalquivir rompió el puente que unía Sevilla con Triana logrando la rendición de la ciudad. Entre los marinos autores de la gesta estaba Rui Pérez de Avilés. Posteriormente, el que luego sería elevado a los altares como San Telmo, abandonó su cargo de Capellán de los Ejércitos Reales y se marchó a Galicia desde donde ejerció su dedicación a los más humildes entre los que se encontraban preferentemente los pescadores. Murió en Tuy que le hizo su patrono y desde allí su patronazgo se extendió como ya se dijo anteriormente. Avilés, que conserva un precioso crucero, ahora en restauración, dedicado a San Telmo y que tiene una gran antigüedad, posiblemente fuese de las primeras villas del norte cuyo Gremio de Mareantes adoptase a San Telmo como su patrón. En los Acuerdos de Febrero de 1741 se recoge la obligación para el Gremio de Mareantes de celebrar de forma especial el día del Corpus. Se establece que todos los Cofrades debían de asistir con hachas encendidas a la procesión, bajo pena de multa y el Mayordomo tenía la obligación de enviarlas la víspera, al domicilio de cada uno de los socios. Fueron famosos los enfrentamientos que se suscitaban por parte de los marineros de Sabugo con los miembros del resto de las Cofradías, en razón del lugar asignado en el desfile procesional3, y que de alguna manera reflejaba la rivalidad del barrio marinero con el resto de los barrios de Avilés y especialmente la rivalidad entre la parroquia de Sabugo y la de la Villa.

La fiesta principal del Gremio fue siempre el día de la Purificación, día dos de febrero. La celebraban con vísperas solemnes en la parroquia, misa el día de fiesta y procesión. En 1781 se adopta un acuerdo por el que ordena que en lo sucesivo, el Mayordomo ha de tener expuesto el día de la Purificación a "Nuestro Amo", con 60 "luces", que se han de pesar, antes y después de "encerado" pagándole la Cofradía el gasto de la cera.

Ya bien entrado el siglo XIX el Gremio decae hasta perder totalmente su funcionamiento, siendo sustituido por el Pósito de Pescadores, con un carácter laico y social. La última Junta del Gremio de Mareantes, cuya acta figura en los libros, se celebró el 23 de Febrero de 1868, nombrándose mayordomo a D. Manuel Prendes y aparece firmada por D. Juan Ovies, D. Pedro Muñiz, D. José María Sierra, D. Manuel Ovies, D. Manuel Cuervo y D. Miguel Barbón.

El Pósito de Pescadores pervivió hasta terminada la Guerra Civil. Posteriormente, la dictadura franquista sustituyó al Pósito por la Cofradía de Pescadores Virgen de las Mareas, cuya existencia llega a nuestros días.

Así sucedió y así se lo cuento a ustedes.

1Libro de Actas del Gremio de Mareantes. Iglesia Parroquial de Sabugo

2David Arias García. "Historia General de Avilés y su Concejo". Editorial Azucel. Página 65.

3David Arias García. Ob.cit. p. 119

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