Santiago Pedraz (izq.) y Esther Doña (dcha.) R.C

El verano alegre de la viuda del marqués

gente al sol ·

Enamorada del juez Pedraz, Esther Doña confiesa a través de sus redes que la felicidad le ha llegado cuando menos la esperaba

arantza furundarena

Madrid

Viernes, 20 de agosto 2021, 00:05

Después de un año de luto, Esther Doña ha pasado del duelo al júbilo sin apenas transitar por el alivio. Podría decirse que hoy la banda sonora de su vida es una canción de Palito Ortega. Concretamente esa que dice: «La felicidad, ¡ja, ja, ja, ... ja! Me la dio tu amo-o-o-o-or. Hoy vuelvo a canta-a-a-a-ar gracias al amor, y todo gracias al amor». Ella misma lo ha reconocido a través de su perfil de Instagram, donde a comienzos de agosto escribía: «En ocasiones, la felicidad llega de improviso, y es cuando hemos dejado de buscar y cuando menos la esperamos, que aparece!».

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A la viuda del marqués de Griñón la dicha se le ha aparecido en forma de maduro galán de melenita castaña y barba de pocos días... Se llama Santiago Pedraz y es de sobra conocido como juez de la Audiencia Nacional.

Martillo de malhechores, el hombre que persiguió (hasta donde pudo) a los responsables de la muerte de José Couso, que ha puesto contra las cuerdas a Mario Conde y al hijo menor de Jordi Pujol, se derrite este verano (sin llegar a perder el juicio) en brazos de esta dulce malagueña sobre la cubierta de un yate.

Ya no se esconden. Hasta han llegado a besarse públicamente ante las cámaras. Doña tiene 42 años y Pedraz, 63. Poca diferencia de edad para ella, comparada con las cuatro décadas que le separaban del marqués. Pedraz además exhibe un 'look' informal que le ayuda a parecer más joven. Hacen buena pareja, lo saben y no se privan de grabarse vídeos.

Hace poco más de una semana, Doña subía uno a Instagram bajo el título: «Y por fin comenzaron nuestras vacaciones». Lo de 'nuestras' sirve para oficializar su relación. Y lo de 'por fin' indica que la cosa viene de lejos... Pero por si quedara alguna duda en el aire, los dos aparecen juntos surcando el Mediterráneo en una embarcación de recreo muy sonrientes. Él acompaña la sonrisa con un pícaro arqueo de cejas.

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Libro en recuerdo del marqués

Que disfrute de la vida junto a su nueva pareja no significa que Esther Doña haya olvidado a su difunto marido. Carlos Falcó, marqués de Griñón, 'ex' de Isabel Preysler y padre de Tamara Falcó, falleció a los 83 años por coronavirus el 20 de marzo de 2020, justo al comienzo de la pandemia. «Mi amor, te recuerdo tanto en días lluviosos como hoy», escribía su viuda a mediados de junio de este año. Pero luego añadía: «Qué maravillosa sensación, soy feliz. Me río de las nubes tan oscuras allí arriba. El sol está en mi corazón y estoy lista para el amor». ¿Lista para el amor? Eso para un juez podría ser incitación al delito...

En contraste con la euforia que destilan los mensajes que lanza desde sus redes, el comienzo del libro que proyecta publicar en otoño sobre su relación con Carlos Falcó parece triste y sombrío. Gótico, incluso. El libro se titula 'Esther Doña. La vida de un gran hombre a través de mis ojos' y arranca con estas palabras: «Los muros de piedra del Palacio del Rincón parecen de pronto mucho más oscuros y amenazantes. El que hasta hace un minuto era mi hogar ha perdido el alma y el encanto y ahora es un castillo solitario, frío y vacío. Aún tengo el teléfono en la mano temblorosa cuando los ojos se me llenan de lágrimas que no sé cómo gestionar. 'El señor ha muerto-susurro-. El señor ha muerto'».

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Recuperada del trauma, la viuda disfruta ahora de un verano especialmente alegre. De vuelta de su periplo por la costa alicantina junto al juez Pedraz, Doña dio la clave de su filosofía vital a los reporteros que le salieron al paso: «Siempre avanzando».

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