«No hay solo dos puntos de vista sobre ETA»

-¿Cómo se preparó para un papel así?

-Estuvimos dos semanas en el País Vasco antes de empezar el proyecto. La mayoría de los actores somos catalanes, y nuestro carácter y el vasco son muy diferentes en la gestualidad, la palabra, el acento... Tuvimos como 'coach' al actor Josean Bengoetxea, y nos ayudó bastante, la verdad. Es una de las cosas que me daba un poco de miedo. Si tuviese que hacer de catalán, lo tendría clarísimo, pero prepararse para ser vasco, cuando hay actores vascos buenísimos... Son muy breves con las palabras, muy escuetos y con poca gestualidad. Todo está en las palabras, y ahí sí hay algo muy expresivo, en su forma de hablar.

-¿Es de los que piensa que hay que entender al personaje para poder interpretarlo?

-Bueno, yo creo que no hay que juzgarlo, pero sí tienes que intentar entender lo que está pasando y por qué actúa de esa manera. Al final, te estás poniendo en su piel, y para ello tienes que acercarte a él.

-¿Le echó para atrás que fuese un tema tan polémico?

-Al principio, me echaba para atrás, sí. Me daba un poco de miedo, y por eso tenía muchas ganas de leer el guión y ver lo que exactamente se decía allí. Cada uno tiene una opinión sobre esto, y al leer el guión me quedé muy tranquilo, porque habla en genérico y no juzga a los personajes. Muestra unos hechos y quince puntos de vista sobre ellos, a diferencia de lo que nosotros nos pensamos, que es que solo hay dos.

-¿Ha cambiado mucho su percepción sobre ello?

-Absolutamente. Yo soy del 90 y conozco los años en los que ETA era una organización terrorista, pero desconocía por completo cómo había sido su creación. Creo que la serie ayuda a entender las cosas. Creemos que los seres humanos somos muy diferentes los unos de los otros, y no nos ayuda a entenderlo el pensar que eran unos terroristas y ya está. La pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿cómo puede ser que un ser humano pase a matar? Y 'La línea invisible' intenta explicar eso de la mejor manera posible. Te parece humano, y que podrías ser amigo de Melitón (Manzanas), de Txabi (Etxebarrieta), o de cualquiera de ellos.

-La semana pasada falleció por coronavirus el periodista vasco perseguido por ETA José María Calleja, un profesional que se distinguió por llamar a las cosas por su nombre cuando en Euskadi eso era como un tabú. ¿Le dio qué pensar?

-Es una pena. Era un gran periodista, y me hizo pensar en que ha sido un tema muy polémico siempre y en el que la gente ha ido con mucho cuidado. Había mucho tabú, y la gente que tenía la valentía y el coraje de hablar vivía con miedo. Yo creo que la serie da pie a que cada uno pueda expresar su punto de vista sin miedo.

-Ya se ha metido en la piel de un etarra. ¿Hay algún papel que no se atrevería a hacer?

-Uf. Cuando hablamos de política siempre es como muy delicado ver qué posicionamiento se toma, pero creo que dependería del guión. Lo importante es el mensaje que se envía a la sociedad, y si me pareciese potente e interesante, no tendría problemas. Me importaría más el guión que el personaje en sí. Algunos, a priori, nos parecen malas personas, pero los actores lo que hacemos es replicar historias, así que es probable que nos toque interpretar personajes que juzgamos por haber hecho atrocidades. Al final, nosotros estamos al servicio de la historia.

-¿Y cuál sería su papel soñado?

-Un 'biopic' de Charles Aznavour, que murió en 2018 a los 94 años. Soy muy fan de sus canciones.

-¿Atreviéndose a cantar y todo?

-Sí, sí, claro (risas).