ISABEL IBÁÑEZ
Lunes, 9 de abril 2018, 03:26
La imagen más deseada llegó este domingo. Tras las preguntas sobre el estado de su padre, don Juan Carlos, que sigue hospitalizado recuperándose de una operación de rodilla, los periodistas apostados a la entrada del centro sanitario no podían desaprovechar la oportunidad de preguntarle ... al Rey por «la imagen de unidad» que dieron minutos antes al posar todos juntos (él mismo, su esposa, sus hijas y la reina doña Sofía) tras el sonado desencuentro de la semana pasada en la Catedral de Palma de Mallorca. «Todo está bien», zanjó el monarca. El sábado ya se había buscado amainar la tormenta con la visita de doña Letizia y su suegra, doña Sofía, al Rey emérito. Ambas acudieron juntas al Hospital Universitario Sanitas La Moraleja y se dejaron fotografiar sonrientes. Más aún: la Reina abrió la puerta del coche oficial para que doña Sofía pudiera salir cómodamente y, más tarde, la dejó pasar primero por la puerta de entrada.
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Pero faltaba la foto con las niñas, protagonistas involuntarias de las imágenes que han dado la vuelta al mundo y por las que tanto se ha cuestionado a la Reina.
Las cámaras estaban preparadas y cuando se abrieron las puertas del coche los flashes saltaron. La Reina, en esta ocasión, abrió la puerta trasera para dejar salir a su hija Leonor. El Rey hizo lo propio para ayudar a su hija menor, Sofía. En el medio viajaba la abuela y, nada más apearse del vehículo, las niñas se empeñaron en dejar patente el cariño que le tienen con constantes muestras de afecto. Inmediatamente, doña Sofía las cogió de la mano como quiso hacer tras la Misa de Pascua en Palma y al fin se decidieron a posar los cinco juntos muy sonrientes. Se ponía remedio así al desaguisado, propiciando la foto que no pudo ser hace una semana.
A la salida, y a través de los cristales de la puerta de entrada, se vio cómo las niñas se lanzaron a los brazos de la abuela para despedirla con un abrazo, algo que hizo también doña Letizia, incluyendo dos besos. Fuera, unas pocas personas se atrevieron con tímidos aplausos.
Don Juan Carlos -que, pese a ser el auténtico protagonista por su intervención quirúrgica, se convirtió en un simple actor secundario como consecuencia de este incidente- fue trasladado a planta desde la Unidad de Cuidados Intensivos, donde se encontraba desde que le realizaron la operación para cambiarle la prótesis que le fue implantada en 2011 en la rodilla derecha. Su hijo, don Felipe, dijo ayer que cree que su padre «tardará poco» en poder regresar a su domicilio una vez que reciba el alta hospitalaria.
La reina doña Sofía y su hija doña Elena confirmaron por la tarde tras visitarlo durante cerca de dos horas que se encuentra «fantástico», «recuperándose» y, según señaló la infanta, «haciendo ejercicios» de recuperación.
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Pasadas las cuatro y media de la tarde, la infanta Elena acudió a al Hospital Universitario Sanitas La Moraleja junto a sus hijos, Juan Froilán y Victoria Federica, para reunirse con su madre, que había pasado el día sin moverse del centro médico.
De hecho, la Reina emérita, que comió en la cafetería del hospital, se preocupó por si los periodistas habían comido asimismo.
Tocada con un sombrero Panamá y vestida con ropa informal, la infanta y sus hijos también se despidieron de la abuela -Victoria Federica con una inclinación ante la Reina emérita-, quien correspondió con gestos cariñosos. La infanta ya había estado por la mañana visitando a su padre, aunque sin la compañía de sus hijos.
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