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Oviedo
Miércoles, 24 de noviembre 2021, 12:34
Mayra Gómez Kemp, la que fuera presentadora del programa 1,2,3 hace décadas, visitó ayer el plató de Sálvame para hablar sobre la pérdida de su marido, Alberto Berco, fallecido el pasado mes de enero. El tono en el que se desarrolló la entrevista ... y la actitud de Paz Padilla encolerizaron a las redes y provocaron un aluvión de críticas.
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La ex presentadora se demostró abatida por la pérdida de su compañero de vida durante 48 años. «Quería irme con él. Siempre estuvimos juntos, todo lo pasamos juntos. No podía hacerlo, por la gente que me quiere», llegó a decir. A su melancolía, la conductora del programa replicaba constantemente que la muerte hay que vivirla con alegría.
Insistió tanto, que Gómez Kemp acabó explotando para explicarle a la gaditana que no todo el mundo puede ni quiere vivir el duelo como ella. «No es cuestión de olvidar, perdóname. Se necesita un tiempo para pasar el duelo», se justificó la entrevistada. «Yo no aceptaré nunca que me falte mi marido. No, yo no soy tú. Tú puedes aceptarlo, yo no», explicó.
Paz Padilla le preguntó por qué. «Porque no, porque lo amo, porque lo sigo amando, porque lo echo de menos, me falta su olor, su contacto... Cada uno ama como quiere y echa de menos como quiere». Pero la humorista siguió: «¿Te preguntas dónde está él? ¿Te preguntas por qué ha muerto?»
«No, él murió porque llegó a una edad y tuvo un problema cardiaco. Esas cosas yo no me las pregunto. La vida es la vida y es ley de vida, pero no tengo por qué aceptarlo. ¡Yo no soy Santa Mayra de los cojones! ¡Ya está!», zanjó indignada Gómez Kemp, en una respuesta que despertó los aplausos del público y de los colaboradores.
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A raíz de la entrevista, las redes sociales se llenaron de críticas hacia la trabajadora de Mediaset, a la que acusaron de practicar el «acoso» con su invitada, de «falta de empatía» y «mala educación», aplaudiendo los «zascas» que recibió.
Paz Padilla perdió también a su marido víctima de un tumor cerebral, en julio de 2020 a los 53 años. «Le puse la cabeza en el pecho y poco a poco se fue yendo. Murió en mis brazos. Y le dije: Te deseamos buen viaje. Te quiero, cariño. Y yo ahí sabía que ahí ya no esta él. Entonces saqué una botella de champagne. Estaba alegre porque viví el proceso en el que se estaba yendo y cuando se fue, entendí que había pasado a otra dimensión«, explicó poco después.
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