Paz Padilla en 'Mi casa es la tuya' telecinco

Paz Padilla se sincera con Bertín y habla del atípico funeral que organizó a su marido

La humorista confesó en 'Mi casa es la tuya' cómo consiguió superar la muerte de su esposo

EL Comercio

Gijón

Viernes, 25 de junio 2021, 19:39

Un año después de que el marido de Paz Padilla falleciese a causa de un tumor cerebral, la humorista se presentó una vez más ante Bertín Osborne en 'Mi casa es la tuya' para relatar cómo vivio el fallecimiento de su pareja.

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En ... esta ocasión, Padilla reunió por primera vez en televisión a su familia y se reencontraron en la casa familiar de Zahara de los Atunes en donde recordaron cómo vivieron el atípico funeral de su cuñado. «Yo lo pasé mal. Yo pensé: '¿esto qué es? ¡Un entierro con música! Esta mujer está loca. No veas la que se va a liar con los periodistas con esto y lo otro... Pero mi hermana tiene una virtud que es que en todo lo que se mete le sale bien» relataba uno de ellos.

Y es que cuando falleció el marido de Paz Padilla, ella se encargó de rendirle un homenaje de forma especial. «Llamé a nuestros amigos y les dije que iba a hacerle una despedida preciosa, que íbamos a bailar en la iglesia. Hice un monólogo en su funeral y acabamos todos bailando. Algunos no lo entendieron» confesó la presentadora.

Padilla reconoció que el humor le sirve como una herramienta para enfrentar la pérdida del que fue el amor de su vida. «Él quería que yo fuera feliz y de hecho me lo dejó escrito en el testamento» confesaba antes de reconocer que llora todos los días, «pero no todo el día». Además, la humorista confesó que cada día le llama por teléfono. «Aún tengo su móvil y cuando le llamo me dicen que el teléfono no existe. Y yo pienso: ya, pero se que estás ahí», dijo emocionada mientras miraba al infinito.

«La muerte de mi madre me ayudó a entender la de Antonio», explicó Padilla. El tumor cerebral que padecía su pareja fue apagándole poco a poco. «Una de las cosas que me dijo la neuróloga es que iba a ir perdiendo todos los sentidos, y yo me fui preparando para ello. Le daba la mano y le decía que cerrásemos los ojos y habláramos sin hablar. Y nos entendíamos sin palabras», relataba emocionada. «Nunca le dije que se estaba muriendo. No tenía cojones porque era una cobarde», expresó con la voz quebrada.

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