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S. Rodríguez
Viernes, 7 de febrero 2025, 19:02
Hace apenas nueve meses, cuando sonaban campanas de boda para Teodora, la hija pequeña de los reyes Constantino y Ana María de Grecia, saltó la noticia: Nicolás de Grecia ponía fin a su matrimonio de 14 años con la empresaria venezolana Tatiana Blatnik, una unión que se rubricó en la idílica isla de Spetses. Y en enero se soltó la bomba: la Casa Real griega anunció el enlace de Nicolás con Chrysi Vardinogianni, hija del armador multimillonario griego Giorgos Vardinogiannis, antiguo propietario y presidente del club de fútbol Panathinaikos. Una boda inesperada para el gran público, no así para la familia más cercana, porque la relación entre quienes este viernes se dieron el sí quiero por el rito ortodoxo en la iglesia bizantina san Nicolás Ragavas, la más antigua de Atenas y ubicada en el barrio de Plaka de la capital helena, se había iniciado y afianzado meses atrás. Es más, hoy se sabe que fue el detonante de la ruptura del matrimonio con la siempre radiante Tatiana, aunque oficialmente el noviazgo comenzó hace siete meses.
Nicolás y Chrysi se conocen, de hecho, desde que eran niños. Para la novia tampoco fue su primera boda. Antes estuvo casada con el popular cantante griego Stefanos Xypolitas, conocido como Nino y es madre de dos hijos adolescentes.
El enlace no tuvo la pompa de anteriores bodas de la Familia Real griega. Para empezar, por el templo elegido, que nada tiene que ver en dimensiones con la catedral metropolitana de Atenas, donde tuvieron lugar las bodas de Felipe y Nina Flohr en octubre de 2021 o la de Teodora con Matthew Kumar, en septiembre pasado. Y, para continuar, porque no hay que olvidar que ambos ya habían pasado antes por este trance.
El novio, muy sonriente, llegó a la iglesia de San Nicolás poco antes de la hora señalada. Lo hizo acompañado de su madre, la reina Ana María, que lucía un abrigo en color bronce. El contrayente, que vestía traje azul marino y no chaqué, estuvo acompañado de casi todos sus hermanos y sobrinos, empezando por el actual jefe de la Casa Real helena, Pablo, y su mujer Marie-Chantal; o Alexia de Grecia, con su marido Carlos Morales y sus hijas Arrieta, Ana María y Amalia... También como testigos actuaron sus tías la reina Sofía y las princesas Irene de Grecia y Benedicta de Dinamarca. En esta ocasión, la emérita estuvo acompañada tan solo de la infanta Cristina.
Una vez el centenar de invitados accedieron al templo, hizo su aparición la novia. Chrysi apareció del brazo de su padre y de uno de sus hijos –llevaban corbata azul, igual que el novio–, radiante, con un diseño de líneas rectas firmado por Christos Costarellos, de encaje salpicado de cristales de Swarovski.
Sorprendió la elección de la tiara, la misma que llevó Tatiana hace casi tres lustros en la primera boda con Nicolás. Y que en su día habían lucido también Marie-Chantal y Nina Flohr, como manda la tradición no escrita para para las mujeres que se casan con un príncipe griego. Y también que el ramo de flores fuera muy parecido al que portó la primera mujer del príncipe Nicolás, que también llevaba un vestido de encaje, aunque muy distinto al de la nueva princesa griega.
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