p. Perea
Jueves, 12 de diciembre 2019, 03:52
«No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo», escribió Susan Sontag. La obsesión por conseguir o preservar un aspecto acorde con los cánones estéticos imperantes ha condenado muchas vidas a la esclavitud de la propia imagen; para ... algunos, la sentencia ha sido la muerte. El último caso es el de la modelo mexicana Carolina Sada, de 32 años, que falleció el pasado sábado en una clínica de Monterrey, la capital del Estado de Nuevo León, en la que había ingresado horas antes para someterse a una rinoplastia –arreglo de nariz– y una liposucción. La joven, muy popular en el país azteca, se quedó en la mesa de operaciones. Los médicos atribuyeron su fallecimiento a un paro cardiorrespiratorio.
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Un amigo que la acompañaba fue el encargado de comunicar la trágica noticia a sus familiares, quienes han pedido una investigación para descubrir si los médicos incurrieron en algún tipo de negligencia, ya que el paro se produjo mientras Carolina se encontraba en el área de reanimación del centro. Hasta que se conozcan los resultados de la autopsia, que determinará con más exactitud las causas del fatal desenlace, el servicio médico de la clínica ha sido suspendido.
Carolina Sada, que deja dos hijos, había desfilado en varios eventos internacionales –recientemente lo hizo en la pasarela de la Muestra de Moda Mexicana celebrada en Barcelona– y era diseñadora de moda, su gran pasión.
Dice un casposo refrán español que la suerte de la fea, la guapa la desea. Parece difícil refutarlo viendo cómo Carolina Sada pasa a engrosar una larga lista de bellezas que tuvieron mala suerte en el quirófano, donde sufrieron graves complicaciones en intervenciones estéticas aparentemente sencillas o, como ella, se dejaron la vida en la mesa de operaciones.
Es el caso de Pamela Baris do Nacimento, una modelo y presentadora de televisión brasileña de 27 años que falleció por una hemorragia mientras se practicaba una liposucción, en noviembre de 2012. O de Wang Bei, muy popular en China por su participación en la versión oriental de 'American Idol', que falleció en 2010, con 24, tras someterse a una cirugía de estrechamiento de la mandíbula, debido una hemorragia pulmonar. O de Solange Magnano, Miss Argentina 1994, que con 38 perdió la vida en 2009 por una embolia pulmonar en el transcurso de una cirugía de levantamiento de glúteos. O de la colombiana Edna Patricia Espinosa, finalista de Miss Tanga, de 24, que sufrió un paro cardiaco irreversible en 2009 cuando se sometía a una lipoescultura de los glúteos en una clínica de Bogotá.
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