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María Calvo
Miércoles, 23 de septiembre 2020, 13:04
Durante ocho intensos días, San Sebastián se convierte en el centro neurálgico del cine. El hotel María Cristina, el Teatro Victoria Eugenia y las inmediaciones de el Kursaal están recibiendo a los numerosos rostros conocidos que participan en esta 68º edición, la más ... atípica de su historia por cuestiones de seguridad. Aunque el desfile sobre la alfombra roja es uno de los momentos más esperados de cada jornada para ver, entre otras cosas, los espectaculares estilismos que eligen las estrellas, también existe otra pasarela, paralela e improvisada, durante el día. Los photocalls y las ruedas de prensa que se suceden antes de caer la noche, revelan sin pretenderlo las últimas tendencias y, quién sabe, si las primeras pinceladas de lo que llevaremos esta temporada.
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De hecho, ha sido María Pedraza la encargada de dar luz verde a un diseño que se presentó a principios de año para este otoño y que, a priori, no acabó de convencer: ¿Su nombre? Los 'snapper pants' o lo que es lo mismo, los pantalones de corchetes que más quebraderos de cabeza dieron a las madres en aquellos indescriptibles años 2000.
O los amas o los odias, no hay término medio. Los pantalones de corchetes llegaron a nuestras vidas a finales de los 90' como consecuencia del boom del chándal de Adidas (sí, ese de las tres rayas laterales, inspirado en el exfutbolista alemán Franz Beckenbauer) y gracias a peculiares embajadoras que por aquel entonces se encontraban en el candelero mediático como Melanie C, la Spice Girl 'deportista'. Tuvieron una breve pero intensa reaparición allá por 2017 en figuras como Kim Kardashian o Kendall Jenner, que quisieron rescatarlos del olvido sin demasiado éxito. Pero tuvo que llegar Chanel y pasar por su filtro elegante este terror de juventud para hacerlo altamente apetitoso.
Para este otoño-invierno, Virginie Viard, su directora creativa, ha querido hacer un 'flashback' en nuestros recuerdos estilísticos más oscuros, cambiando el tactel por tejidos nobles y sustituyendo los crop-tops de poliéster por chaquetas de tweed y blusas de guipur como la que eligió Pedraza para la presentación benéfica de «El verano que vivimos», una película que ha rodado junto a Blanca Suárez y que estará en cines el próximo 6 de noviembre. Una combinación aparentemente sencilla, aunque sorprendente por la gran cantidad de detalles que alberga cada una de las piezas. María rescató este look directamente de la pasarela parisina del pasado mes de febrero, sustituyendo los botines de caña alta por unos salones oscuros e incorporando el icónico cinturón de eslabones de la maison.
Poco antes, pudimos ver el que fue uno de sus looks más comentados, sobre todo por lo novedoso de la elección. Atrás quedaron esos días en los que las actrices llegaban con vestidos imponentes y taconazos altísimos al hotel María Cristina. Ahora, sin embargo, no se hacen demasiadas distinciones entre lo que se ponen en un día normal o en la célebre llegada a San Sebastián, aun sabiendo que serán el objetivo de los flashes. Lo de María Pedraza fue una lección de estilo en clave 'millennial' en toda regla, en la que tan solo ha necesitado un conjunto amplio, firmado por MPV Wardrobe, de sobrecamisa y pantalón en tonos tierra, aderezado con unos accesorios tan inesperados como inusuales en una cita de estas características.
En primer lugar, porque llegó en deportivas, un calzado con el que años atrás más de uno se habría echado las manos a la cabeza. Ahora, sin embargo, es un gesto rompedor, sinónimo de una nueva elegancia que supone una bocanada de aire fresco a las normas más rígidas del 'dresscode'. Las suyas eran el modelo 'BBold' de Balmain, en ante gris, con cintas blancas y estética futurista. Lo segundo, porque eligió como top la parte de arriba de un bikini de Onnê Swimwear. Palabra de honor, de canalé y en color negro, dejaba su abdomen definido al descubierto y siguió la estela de otras mujeres como Sara Carbonero, Paula Echevarría o Ariadne Artiles que también tienden a incorporar piezas de baño a sus looks de fiesta.
Con el estilismo elegido para la alfombra roja María echó el resto. Apostó por el siempre efectivo negro con un sutil juego de transparencias. Era un vestido de Cindy Figueroa, con pronunciado escote en 'v' y detalles de volantes que se fundían en una sugerente falda de gasa de seda. Como complementos, unas sencillas sandalias de tiras de Valentino. En cuanto al maquillaje, confió en los expertos de Chanel Make-Up, que destacaron su mirada son sombras azules con efecto metalizado. Además, llevó una de las tendencias capilares del momento que ya pudimos ver en las primeras alfombras rojas del cine del año, los recogidos pulidos con 'baby hairs', en los que se dejan al descubierto y bien definidos sobre la frente esos pelitos tan característicos de la niñez que siempre hemos querido esconder.
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