El asturiano Arturo Obegero, la inspiración de 'Maestros de la costura'

No es habitual que la primera prueba de 'Maestros de la costura' sea eliminatoria, pero la de esta semana lo fue. Los aprendices de la cuarta temporada del 'talent' de moda de La 1 de Televisión Española tuvieron que diseñar y confeccionar una prenda que representase su esencia y, además, tuviera salida en un mercado globalizado. Dos profesionales que cumplen ambas premisas acudieron al programa presentado por Raquel Sánchez Silva para aconsejar a los participantes, el asturiano Arturo Obegero y Alejandra Alonso.

«La competencia es enorme, de ahí la importancia de crear un estilo propio. Nuestra marca debe representarnos, debe hablar de nosotros porque así va a ser mucho más sencillo posicionarla, incluso fuera de nuestras fronteras, que hoy en día es lo más interesante», apuntaron al inicio de la prueba los jueces, Lorenzo Caprile, María Escoté y 'Palomo Spain'.

La inspiración la aportaron los invitados, Alejandra Alonso con carrera en Estados Unidos, y el tapiego Arturo Obegero. «Gracias a Arturo se habla de Antonio Gades y Manuel de Falla en las pasarelas de París. ¿En qué te inspiras?«, le preguntaron en el plató. »Solía bailar cuando era más joven y, para mí, el mundo de la danza y del teatro me inspira mucho. Sobre todo el flamenco, algo tan español«, explicó el diseñador, quien ya ha vestido a estrellas como Carla Bruni y Pamela Anderson. «Antonio Gades se centraba en la esencia, en el alma de las cosas. Huía de las florituras y ofrecía pura poesía», contó, al tiempo que destapaba uno de sus diseños más reconocibles. «En mi trabajo, lo principal es la silueta y la pureza de las líneas. El 'look' que traigo atiende a dos ideas importantes: la primera, hacer referencia a Gades, a los pantalones altos y flamencos y a la taleguilla torera. La segunda, homenajear a Cristóbal Balenciaga con su silueta ajustada, aunque de una manera superflua, superromántica y un poco más oscura«.

Contados sus secretos y con algún que otro flechazo mediante (al menos, para el barcelonés Lluis), los aspirantes escogieron las telas y empezaron a trabajar en la prueba, seguidos muy de cerca por los invitados y los jueces, quienes no dudaron en aconsejarles. Y el programa no había hecho nada más que empezar.