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ANA RANERA
Domingo, 7 de febrero 2021
Lorenzo Castillo no tuvo ni siquiera tiempo para asimilar el éxito que lo llevó, siendo aún muy joven, a ser mundialmente conocido. Su vida es la historia de un sueño que se hizo realidad hace más de veinticinco años, y, sobre ella, charlará este jueves con Mercedes de Soignie, a las 19.30 horas, en un acto del Aula de Cultura de este periódico, que se emitirá a través de LAVOZDEAVILES.es.
Tras licenciarse en Historia del Arte, veinteañero, abrió su tienda de antigüedades en Madrid. Hasta ahí su vida era, más o menos, normal, aunque tampoco del todo: sus horas transcurrían en la carretera para hacerse con nuevas joyas de la decoración que llenaran su negocio. «Aquellos inicios fueron muy divertidos porque estábamos todo el día viajando por Europa con nuestra Volkswagen. Íbamos en busca de piezas, volvíamos a Madrid a venderlas y, otra vez, de viaje», cuenta.
De aquellos esfuerzos, traducidos en miles de kilómetros, llegó el interés de las publicaciones más prestigiosas por conocer su establecimiento. «Las revistas de decoración se interesaron por la tienda y de aquella época tengo ya hechos mis primeros artículos», indica. También por aquel entonces, su ático salió en 'Elle' y su fama aumentaba cada día.
El gran salto lo dio cuando decoró el establecimiento de Loewe en Gran Vía y luego, en Hong Kong, Shanghái y Singapur. «Aquello fue empezar desde arriba. Luego me tuve que adaptar a ese ritmo frenético», reconoce. Después, llegaron otros proyectos: engalanar Madrid para la boda de los entonces Príncipes de Asturias, el Museo del Traje... Pero el paso para calar definitivamente lo dio cuando se publicó su casa en Estados Unidos y lo nombraron uno de los cien mejores decoradores del mundo. «Era el único español en esa lista», se enorgullece.
La esencia de sus trabajos es la personalidad que le confiere a cada uno. Él considera imprescindible conocer a su cliente. «Es como hacer un traje a medida. Nunca intento lucirme. Aunque sea una casa de firma, es la casa de esa persona y es distinta a todas las demás», explica. «Siempre hay una primera fase para conocernos», añade.
Bajo esa premisa, echa mano de su estilo, «un clásico renovado y reinventado», que lo lleva a hacer «casas para vivir y usar, no escaparates». Con ellas, quiere que sus clientes vivan «rodeados de belleza. Eso hace que seas más feliz», dice. Y sabe de lo que habla, porque, mientras pronuncia esas palabras, mira hacia los Picos de Europa, desde su nueva casa de Peruyes, y lo hace feliz.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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