La situación provocada por el Covid-19 no ha sido ningún obstáculo para que Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi cumplieran su deseo de darse el 'sí quiero' este 2020. Y es que a pesar de que ambos tuvieron que suspender el plan ... de boda que tenían prevista en un primer momento para el pasado 29 de mayo, este fin de semana sorprendían celebrando una boda en secreto que no tardó en protagonizar las portadas de medio mundo. Una boda en secreto que fue celebrada en la Capilla Real de Todos los Santos en Royal Lodge, en Winsor, y en la que solo asistieron 20 personas, entre los que no faltó su abuela la reina Isabel II, y en la que también estuvieron muy presentes las medidas de seguridad frente al coronavirus.
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Una celebración de la que según van pasando los días conocemos más detalles, sobre todo después de ver algunas de las instantáneas de la boda que la Casa Real británica ha compartido recientemente a través de su cuenta oficial de Instagram, en las que no faltaron unas palabras dedicadas al matrimonio y en el que también han desvelado la historia que se esconde detrás del diseño de vestido y la tiara elegidas por Beatriz de York para su enlace: «¡Felicidades a Su Alteza Real la Princesa Beatriz y al Sr. Edoardo Mapelli Mozzi! La pareja se ha casado en una pequeña ceremonia privada en la Capilla Real de Todos los Santos en Royal Lodge, Windsor, el viernes 17 de julio. La princesa Beatriz y el señor Edoardo Mapelli Mozzi celebraron su boda con su familia más cercana. La feliz pareja es retratada con su majestad la reina y el duque de Edimburgo. La princesa Beatriz llevaba un vestido vintage de Norman Hartnell y la tiara de flecos de diamantes Queen Mary, ambas pertenecientes a Su Majestad la Reina. Su majestad usó la tiara el día de su boda en 1947».
Una elección estilística que ha sido un claro guiño a su abuela, la reina Isabel II, y que ha estado protagonizada por un vestido de novia de diseño vintage en tono marfil, con detalle de brillantes engarzados a modo de corpiño geométrico que se extienden hacia la falda, con mangas de organza incorporadas para la ocasión y que fue confeccionado por el diseñador inglés Norman Hartnell.
Un diseño que la reina Isabel lució por primera vez en 1961, pero con el que volvió a repetir un año más tarde añadiéndole un extra de glamour con unos guantes largos y también en 1966 para la apertura del Parlamento. Un diseño al que se le ha dado una nueva vida y que ahora ha sido adaptado para Beatriz de York por la estilista de la Reina, Angela Kelly y el diseñador Stewart Parvin.
Por otro lado, la tiara también ha sido la misma que la reina eligió para el día de su boda en 1947 con Felipe de Edimburgo. Una auténtica reliquia familiar con mucha historia, ya que la propia Isabel II la heredó de su abuela, la reina Mary, la cual la había recibido en forma de collar y como regalo de la reina Victoria el día de su boda, aunque decidió por encargo convertirlo en esta espectacular tiara para regalársela a la reina Isabel.
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Pero la historia no se queda aquí, y es que también protagonizó una de las historias más conocidas de la boda de la reina Isabel, ya que la tiara se rompió y tuvo que ser arreglada momentos antes de la ceremonia.
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