Lucía Rivera carga contra la ex de su padre: «Me habría gustado recibir una migaja de cariño»

A finales del pasado mes de octubre, se confirmaba la noticia de que el torero Cayetano Rivera y la presentadora Eva González atravesaban la crisis más grave de su relación, que les había llevado a tomar la decisión de vivir separados después de más de doce años de relación, casi siete de matrimonio y un hijo en común.

Y, a día de hoy, aunque ninguno de los dos lo ha confirmado, su separación está más que asumida. Tanto es así que al diestro ya se le ha adjudicado una «nueva ilusión», porque el hermano de Francisco Rivera habría comenzado una relación sentimental con Maria Cerqueira Gomez, una famosa presentadora portuguesa de 39 años -cumplirá los 40 el próximo mes de mayo-.

Ahora la otra hija del torero, la modelo gijonesa Lucía Rivera, a quien adoptó durante su relación con la actriz y también modelo Blanca Romero, ha publicado un libro en el que se abre en canal: 'Nada es lo que parece', en el que se sincera sobre alguno de los aspectos más personales de su vida, como sus problemas de salud mental.

Incluso dedica un capítulo a la 'Familia', en el que la influencer abarca el tema de cómo le influyó la relación de su padre con la Miss España. «Sé que, al principio y a su manera, mi padre luchó por mí. Y como era de esperar, rehízo su vida con una mujer, quien, al principio, para mi disgusto, solo disimuló su desagrado hacia mí», comienza diciendo Rivera.

Aunque la gijonesa tampoco acogió a la sevillana de buen grado. Tan mal le sentó la relación de su padre con la Miss y su posterior boda que la joven comenzó a fumar maría para olvidarse de esa rama de su familia y huir de la prensa del corazón. Una etapa en la que ella misma se describe como una «adolescente rebelde».

Una situación que mejoró levemente con el nacimiento de su hermanastro, Cayetano Jr., a pesar de que no acudió al bautizo. «Aparecí con una caja de regalos que compré en un bazar cuando fui a conocerle recién nacido. No era un gran regalo porque no tenía un duro, pero lo importante es el detalle», cuenta.

Y, al final, parece que ha dejado de lado el rencor a la sevillana. O no: «Aunque he crecido encerrada en el qué dirán, he comprendido que todos, hasta la ya exmujer de mi padre, de la que incomprensiblemente me habría gustado recibir alguna migaja de cariño, lo han hecho lo mejor que han podido», sentencia.

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