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JOSÉ L. GONZÁLEZ
Domingo, 30 de septiembre 2018, 03:55
Después de diez años sin nuevo disco, Víctor Manuel San José (Mieres, 1947) regresa a la escena con 'Casi nada está en su sitio', un compendio que verá la luz el 5 de octubre y que presentará en directo el día 26 en un concierto ... en el Teatro Palacio Valdés.
-Es que no paré de trabajar en todos esos años. 'Vivir para cantar', '50 años no es nada', 'Canciones regaladas', 'El gusto es nuestro'... Empiezas a sumar años y ahí está el tiempo que estuve sin escribir canciones y sin publicar disco nuevo.
-No sabía que tenía tantas ganas. Uno, cuando escribe canciones, le gusta todo lo que hace, después ya viene Paco con la rebaja; unas se van quedando, otras se van por el sumidero. Igual le pasa a la gente con las canciones que haces: hay unas que flotan, que se quedan ahí arriba, y otras que pasan al olvido.
-Esto del directo consiste en que cuando aparezcas no decepciones demasiado a la gente para que le quede ganas de volver a verte al cabo de tres o cuatro años. La última gira en solitario, que fue '50 años no es nada', fue muy brillante y hay mucha gente que tiene ese recuerdo y dice «vamos a ver qué hace ahora». Ahí estoy para cantarles lo de siempre más un montón de canciones nuevas.
-Hay un poco de todo. Canciones como 'Allá arriba en el norte', que es la más conocida porque es la que primero ha salido, que habla del norte, de mi tierra, de Asturias. Pero hay muchas otras como 'Nos están preguntando', que habla de la tragedia que vemos en nuestra casa por televisión, de lo que pasa en el Mediterráneo. Todos los que están ahí nos preguntan que por qué les queremos matar. Y yo lo que digo es que han nacido en el sitio equivocado y no tienen la culpa.
-Es difícil encontrarlo. Supongo que lo físico: el Naranjo de Bulnes, la costa, están en su sitio, pero lo que se nos mueve todo el tiempo a nuestro alrededor es la vida. La vida tan cambiante, tan veloz. Nunca habíamos asistido a tantos cambios tecnológicos en tan poco tiempo y eso hace que la gente de alguna forma se desestabilice, porque hay cosas que no comprenden. El capitalismo se ha comportado con más ferocidad que nunca de lo que yo tenga recuerdo. Cada vez hay un montón de ricos más, pero también hay muchísima miseria, tragedia familiar, gente que tiene que perder su casa. Eso también es fruto de una determinada manera de vivir.
-Hablo un poco de eso en una canción, 'Elegir rumbo', sin dar consejos. Me resulta muy difícil hablar de los jóvenes en general porque hay muchos y muy diversos. Hay gente que está regalando su tiempo en África en ONG's en sitios extremos y hay gente conformista que se arregla con estar todo el día tecleando en el móvil. Están más capacitados que nunca, pero las perspectivas de trabajo son menores que nunca. Es un desasosiego continuo.
-Tiene uno la sensación de que la palabra se ha ido vaciando y se queda como un cascarón a la deriva, parece que nadie la quiere. Pero sí creo que hay mucha gente que la quiere. No querer en abstracto, sino con las cosas estupendas que tiene y queriendo cambiar las negativas, que son muchas también. Hace 36 años escribí 'España, camisa blanca de mi esperanza' y hablaba un poco de lo mismo, pero de otra manera. Era 1982 y estaba todo por hacer. Ahora parece que ya lo hemos hecho todo y toca deshacerlo y a mí eso me choca mucho. Entiendo que haya gente que no le interesa nada este tema y prefiere que todo se hunda, pero yo no soy de esos.
-Si yo hubiese tenido vértigo alguna vez a escribir canciones hubiese dejado de hacer un huevo de ellas. Y las he escrito con todas las consecuencias.
-Es una canción alegre, luminosa. Me alegra mucho haber nacido ahí y compartir ese trocín de tierra tan pequeñín con un millón de personas o 900.000, los que seamos ahora. A mí esa canción préstame mucho, préstame mucho cantala. Es una canción de eses que salen rápides: en un par de hores acabástela y eso pa mí indica algo también.
-Funcionen muy bien, pero nadie tiene el secreto de cómo se hace eso, de qué mecanismos tienes que tocar dentro de ti pa que eso salga así. Eso sale y yo qué sé.
-Estoy muy acostumbrado. En el momento que decides elegir una opción política lo normal es que haya gente que la comparta y otra mucha gente que no la comparta. En EE UU no funciona así la cosa, pero aquí sí. Era muy pequeñín cuando entendí que no se puede gustar a todo el mundo, que si tenías opinión propia, tomabas decisiones y eras capaz de enfrentarte a una serie de cosas, bueno pues ya está, ahí lleves lo tuyo. Lo demás ye vivir como un mueble y no quiero vivir como un mueble, quiero vivir como una persona.
-El problema es que el nivel es ínfimo, no se habla de lo que se debería hablar, de adónde queremos que vaya este país y qué coses hay que hacer para mejorarlo. Todos están en el cortoplacismo. Creo que no hay coraje para hacer política, lo hubo en una época. Ahora lo que hay es miedo, que contagia al resto de la gente.
-Hace muchos años. En el momento que contaron más las encuestas que el hecho de que esta sociedad funcionase.
-La música ya no existe en televisión, como no sea en formato de concurso. Hace mucho tiempo que desapareció. Los grandes jefes de las televisiones dicen que es que no es comercial. Hay incluso algún programa semanal que si quieres te deja cantar media canción. Cuando me lo contaron decía «ni media ni ninguna». Así estamos. Eso repercute en el desarrollo musical de un montón de gente.
-Es muy complicado monetizar eso. A lo que aspira uno es a escribir una canción y que eso te produzca. Cuando hablaba del derecho de autor trataba de hacerle entender a la gente, pero creo que no lo conseguí, que las canciones no dan dinero, no dan nada. Cuando tú las haces, nadie te paga. A un arquitecto le pagan por hacer un puente, pero si tú haces una canción te la comes con patatas. Pero si después genera plusvalías, tú tienes derecho a tener una parte de esas plusvalías cuando se emite.
-Dejelo ya haz tiempo. Toy un poquitín mayor. Jugué hasta hace unos años todavía, pero iba con gente muy joven y la gente muy joven no tiene ningún miramientu con los ancianos, embístente, tírente al suelu como si fueses de su edad. Pasome un día jugando a fútbol 7 que a un compañero empujáronlu, cayose pa atrás y rompiose la base del cráneo. Estuvo quince días en la UCI. Cuando eres joven partes un hueso y pega, pero hay una edad en que tienes un tirón y... La última vez fue un partido de Navidad entre artistas y toreros y nada más salir pegome un tirón y marché pa la caseta, avergonzao porque no toqué ni el balón. Hay que hacer pachanguines, pero colos nietos solo.
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