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Lunes, 1 de enero 2018
Ya se ha convertido en un clásico de Nochevieja. El atuendo de Cristina Pedroche es ya casi como las uvas o el cotillón. Como la propia protagonista había avanzado hacía semanas, volvería a liarla. «Tengo pensado el estilismo desde el pasado 3 de enero. Podría ir toda tapada, pero no quiero». Por eso cuando apareció envuelta en un imponente vestido de línea princesa abotonado, de gran volumen, realizado con 10 metros de mikado de seda rojo y 15 metros de tul, reinterpretación del modelo Barcaza de Hervé Moreau, todo hacía suponer que no duraría mucho puesto.
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Así fue. La presentadora, ya por encima de las críticas a su 'look' de la última noche del año, se despojó del vestido para dejar a la vista un mono que combina transparencias y aplicaciones de encaje y chantilly, inspirado en el vestido Caraola que se presentó en el marco del desfile del 50 Aniversario de Pronovias. La prenda se ha confeccionado con 2 metros de tul y 2 metros de encaje bordado a mano con hilo de seda, formando un dibujo de efecto tatuaje. Un total de 200 brillantes de cristal aportan brillo a la pieza, con apertura en la espalda mediante presillas y botones forrados, que también se han aplicado en las mangas japonesas y tobillos. La firma ha dedicado más de 244 horas de trabajo para su elaboración.
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