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A. VILLACORTA
Lunes, 27 de noviembre 2017, 00:42
La vida, como la lucha de las mujeres por ocupar el lugar que les corresponde, es «una carrera de fondo en la que cada paso cuenta y te lleva un poquito más lejos, no un sprint». Esa es la filosofía que la periodista y 'runner' ... gijonesa Cristina Mitre aplica en cada uno de sus proyectos: historias en las que tira de resistencia y no de velocidad. Y, con ese mismo espíritu maratoniano (ya lleva cuatro, el último, el más duro, en Boston), acaba de presentar el primer documental sobre el atletismo femenino español con el apoyo de EDP y la Fundación Trinidad Alfonso. Un trabajo que le ha llevado meses de rodaje y que ha titulado 'Mujeres que corren', como el movimiento que lleva su sello y que ha involucrado a cientos de mujeres en toda España.
«La película nace como deuda histórica con las pioneras del deporte», explica esta gijonesa dispuesta a cambiar el mundo a golpe de zapatilla, que ha contado con el relato del historiador Jorge García, el periodista Ignacio Ramos y la escritora Almudena Grandes para indagar en los orígenes del deporte femenino español hasta hoy.
Un relato que narra cómo, «a partir de 1929, un grupo de mujeres, concentradas sobre todo en Madrid y Cataluña, rompieron con los moldes y los estereotipos machistas». Atletas pioneras que, además, «eran multidisciplinares, unas 'renacentistas' del deporte, porque practicaban (y destacaban) en multitud de disciplinas como natación, atletismo, esquí o hockey».
«Pero también ciudades como Gijón tuvieron un gran protagonismo, porque fue uno de los primeros lugares donde se hicieron encuentros de atletismo y donde el Instituto-Escuela, perteneciente a la Institución Libre de Enseñanza, organizaba algunos de sus campamentos en el marco de sus métodos pedagógicos innovadores». Y es que, detrás de la simple práctica deportiva, había mucho más. Porque, como afirma Jorge García en su libro 'El origen del deporte femenino en España', desde el siglo XIX, la práctica deportiva «fue uno de los caminos abiertos contra la discriminación de las mujeres». El derecho al ejercicio «como autodeterminación y el control de la propia vida, pero, sobre todo, del propio cuerpo».
De entre todas las atletas de aquella época, destacan Margot (Margarita) Moles, la única atleta republicana que llegó a participar en unos Juegos Olímpicos, los de invierno en 1936. Junto con su hermana, Lucinda Moles, y Aurora Villa fueron la avanzadilla. Tanto que esta última llegó a ostentar, incluso, el récord de España de altura, longitud y jabalina en atletismo y de 50 metros libres en natación, además de ser una gran esquiadora y una de las oftalmólogas mas eminentes de nuestro país.
Pero este camino hacia la plena igualdad en el deporte se vio interrumpido por la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista.
«El franquismo renegó del atletismo femenino hasta 1963 y, cuando permitió su práctica, lo hizo con restricciones, porque todo lo indecoroso estaba prohibido. Hasta que, en los años 60, comienzan a soplar nuevos aires de libertad e irrumpe la que es para muchos la mejor corredora española de todos los tiempos y otra de las protagonistas de 'Mujeres que corren': Carmen Valero, campeona del mundo de cross en 1976 y 1977, quien se convertiría en la mayor inspiración para toda una generación de atletas».
Así llegamos hasta hoy, cuando el 'running' femenino popular vive su particular edad de oro. «Y, sin embargo, todavía queda un largo camino para lograr la plena incorporación de la mujer al deporte popular y de élite», advierte Mitre.
Una época que radiografían, a través de sus testimonios, la periodista deportiva Paloma del Río, la presentadora del informativo de deportes de Antena 3, Rocío Martínez, la psicóloga Patricia Ramírez y la oncóloga Lucía González Cortijo. Porque son aún muchos los desafíos a los que se enfrentan las nuevas hornadas de deportistas. Y porque «correr es un derecho que a las mujeres nos ha costado mucho conquistar y es una pena que dejemos de ejercer esta libertad porque nos produce vergüenza o miedo o porque creemos que no daremos, una vez más, la talla. Así que este documental nace también con el objetivo de animar a todas ellas a calzarse las zapatillas, porque nadie debería perderse la increíble sensación que produce cruzar un arco de meta», defiende la gijonesa.
Pero es que, además, el documetal -que llegará en breve a Gijón, atentos a su web- pretende recaudar fondos para financiar un proyecto de investigación también pionero de la Fundación Unoentrecienmil y el Hospital Niño Jesús de Madrid, que tiene como finalidad demostrar los beneficios del ejercicio físico en la recuperación de los procesos oncológicos infantiles, para lo que Cristina Mitre ha lanzado la campaña #Objetivo52 a través de una plataforma de crowdfunding que busca conseguir 52.000 euros. Otro maratón al que cualquiera puede sumarse haciendo una donación a través de www.objetivo52.com. «Porque cada paso cuenta en esta carrera por la vida».
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