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Verónica y María Forqué, juntas en Masterchef Celebrity Masterchef
La carta de amor de María Forqué a su madre

La carta de amor de María Forqué a su madre

La joven defiende el final de la actriz: «Ha vuelto a nacer en un nuevo estado donde es feliz y su luz es infinita»

el comercio

Oviedo

Jueves, 23 de diciembre 2021, 18:34

«Hay muchas cosas que existen y no vemos; mi madre es una de ellas». María Forqué, hija de la tristemente fallecida Verónica Forqué, está convencida de que la actriz no se ha ido. Permanece junto a ella aunque «en otra habitación».

La artista dedica una esperanzadora carta de amor a la mujer que le dio la vida, publicada en la revista 'Shangay', un texto en el que defiende la decisión de su madre y en el que reivindica prestar mayor atención a la salud mental.

«Mi madre vino a dar luz. No se ha ido, solo está en otra habitación. No tiene cuerpo, pero su energía está más presente que nunca, porque ahora es omnipresente. Cuando necesito un abrazo se lo pido, tú puedes hacerlo también», afirma.

El ser humano, continúa, tiende a creer solo lo que ve, «pero no solo se ve con los ojos. Tenemos discapacidad para ver a de otras maneras, aunque eso no significa que no haya más». En su opinión, su madre vino al mundo a dar luz y se veía incapaz de continuar haciéndolo en la Tierra por lo que decidió «irse a un plano más elevado, y no material, para seguir con su misión».

De ella aprendió que la muerte no existe pero la reencarnación sí. El fallecimiento es para la joven Forqué «un nacimiento a la siguiente fase, no es el fin». Por ello, es preciso cambiar la «manera triste y negativa de ver la muerte en Occidente, porque es irreal y nos hace sufrir».

«Ha vuelto a nacer en un nuevo estado donde es feliz y su luz es infinita, más grande que en la Tierra. Su potencial está ahora al cien por cien; nos cuida, nos guía y nos sana. Lo material (el cuerpo) empieza y se acaba, pero lo inmaterial (el alma) es infinito, es energía», defiende.

María Forqué reclama respeto ante el suicidio, «muy estigmatizado por la influencia de la Iglesia». «¿Por qué alguien no puede acabar con su vida, si es suya?», se pregunta. A su juicio, «quién mejor que uno mismo para decidir que no quiere seguir más en este juego e irse al siguiente».

También clama contra la «vergüenza» asociada a la salud mental, que reclama normalizar, «como se normaliza tener un constipado» porque si los problemas se esconden, no se pueden solucionar. «¡Cómo no vamos a tener problemas mentales en esta sociedad de consumismo, llena de gente arisca y egoísta!», exclama.

A los lectores de su carta, les pide que sustituyan la pena por alegría, «la que yo siento porque mi madre ahora está contigo, conmigo, con nosotres». «Te quiero infinito, mamá. ¡Qué envidia que ya sepas qué hay después de la muerte terrenal! Te siento, y nos vemos pronto, en la siguiente etapa, porque la vida dura un segundo», concluye.

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