ARANTZA FURUNDARENA
Sábado, 9 de noviembre 2019, 03:44
Cuando recogió el premio Nobel, Einstein se olvidó de agradecerle a Mileva, su primera mujer, su inestimable colaboración como científica... «A mí me hace eso mi marido, me quito allí mismo un zapato y se lo lanzo», proclama Beatriz Luengo. Pero ... no es el caso. Ella y Yotuel Romero, cantante del grupo Orishas, son una pareja muy bien avenida que lleva quince años compartiendo el éxito sin problema, «porque siempre nos damos nuestro sitio». A sus 37 años, la cantante, bailarina y compositora acaba de escribir 'El despertar de las musas', un libro de corte feminista en el que analiza la trayectoria de once mujeres «infravaloradas» y un hombre, el bailarín cubano Carlos Acosta, que también sufrió de pequeño el acoso de sus compañeros por querer dedicarse a algo tan «de niñas» como el ballet.
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Gala Dalí fue quien prendió la mecha. «La admiraba tanto que quise saber más de ella, luego me fui obsesionando con el tema y aparqué mi gira durante casi un año para dedicarme al libro», explica Beatriz Luengo, ganadora de un Grammy y ocho veces nominada a este premio... Gala fue una musa muy valorada por su marido. Tanto, que al final de su vida él firmaba sus cuadros como 'Gala Salvador Dalí'. Pero es una excepción. «En mi libro recojo biografías de físicas, matemáticas o pintoras que fueron subestimadas. Las mujeres es que somos demasiado generosas», opina la compositora. A su juicio, hay dos términos que debería aprobar la Real Academia. «Me fastidia que no existan las palabras 'genia', en femenino, y 'muso', en masculino. Las echo de menos en el diccionario».
Natural del barrio madrileño de Hortaleza, hija de un cerrajero y de una auxiliar de farmacia, a Beatriz Luego la vena artística le viene de su abuela andaluza. «Tiene 83 años y todavía canta flamenco, aunque nunca se pudo dedicar a ello profesionalmente porque en su época ser mujer y artista estaba muy mal visto». Un 'casting' abierto hizo que aquella chica de barrio, alegre, tímida y muy madura para su edad, accediera al mundo de la televisión gracias a la serie 'Un paso adelante'. «Todavía tenemos un chat entre los compañeros de entonces. Con Mónica Cruz sigo en contacto, hemos crecido juntas como mujeres y como madres. Cada día la admiro más», afirma.
Ella vive desde hace más de una década junto a Yotuel y a su hijo D'Angelo, de cuatro años, en Miami. «Tenemos una casita mágica, rodeada de un bosque que es un santuario de pájaros, una zona llena de escritores, músicos... Nosotros es que somos muy bohemios», explica la cantante. Rosalía llama a Beatriz «la jefa». Y Lola Índigo dice haberse inspirado en ella. Lo cierto es que la de Hortaleza está considerada un referente del nuevo pop urbano feminista. Su último disco ha sido 'platino' en España y 'oro' en Latinoamérica, además de haber superado los cien millones de 'streams'. «Estados Unidos es un país que te motiva. Acabo de actuar en Arkansas y en breve lo haré en Nueva York».
También ha compuesto para Ricky Martin y Shakira temas que pronto saldrán a la luz. «Hoy día la música está yendo hacia un lenguaje absolutamente explícito –lamenta Beatriz–. La salsa es muy sensual y siempre ha jugado con el doble sentido, pero ahora parece que la gente en el reguetón lo quiere todo a ras del suelo. Yo por donde no paso es por un punto de vista que denigre a las mujeres. Me fui de una sesión de composición por un estribillo escrito para que lo cantara una mujer que decía 'Quiero que me riegues con tu manguera toda la noche entera'. Para mí eso es intolerable, de un machismo de hace 50 años».
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La compositora no duda a la hora de elegir a su musa favorita. «Mi madre para mí es la número uno, una mujer tremendamente emprendedora», dice. Su 'muso' es el cubano Yotuel, recuperado de un susto reciente de salud «por culpa de una bacteria procedente de algo tan tonto como un granito infectado»... Beatriz se deshace en elogios hacia su marido. «Es una persona muy alegre, con los pies en la tierra. Vivió una situación terrible de niño, de pasar realmente hambre, de no tener ni zapatos y su madre tener un bolsito, el único, y convertirlo en unos zapatos para Yotuel. Me cuenta unas cosas… Hoy día es un hombre maravilloso porque todo lo disfruta, a todo le da mucho valor. Y así es como estamos educando a nuestro hijo».
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