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A. COLLADO
GIJÓN.
Sábado, 21 de mayo 2022, 01:05
No es que después de las visitas a Asturias de artistas internacionales como Gloria Estefan o Eva Longoria nadie vaya a pestañear dos veces por toparse en pleno Paraíso Natural con un actor de Hollywood. Que sí. Que cierto es que lo mismo se acerca ... al Niemeyer un lunes y se encuentra con Brad Pitt en mangas de camisa. Que ha pasado. Pero siempre sorprende ver a uno de esos seres inalcanzables, de alfombra roja, smoking y uñas repulidas, bajar a la tierra en camiseta con letras de colorinos, mochila de explorador y aire despistado para rezarle a la Santina. Por eso no es de extrañar que Antonio Banderas no pasase estos días inadvertido en los Lagos de Covadonga y en otros puntos del Oriente asturiano, donde paseó y disfrutó con su pareja, la belleza germana Nicole Kimpel, para celebrar su octavo aniversario.
En honor a la verdad, tampoco es que hayan hecho mucho por ocultarse. Ambos publicaron en sus redes sociales una fotografía en la cama, con albornoz y gafas de sol -sin juicios, que en Asturias muchas veces tanto da ponerlas dentro que fuera-, entre globos rojos y un '8' dorado gigante. «¡Ocho años juntos y disfrutando cada segundo!», escribieron para acompañar la imagen. Para que nadie dude que entre ellos también se quieren «una jartá».
Y, de ahí, a la calle. En el restaurante bar María Rosa disfrutaron de la comida tradicional asturiana y Banderas, quizá contagiado del espíritu campechano que ha poseído la comunidad vecina, no dudó en hacerse fotos con quienes lo pidieron. Fue el caso del hostelero Avelino Fernández, 'Lino', propietario de la Cervecería El Park. Y también se dejó ver -Antonio, no Lino- en el Merendero Covadonga, donde de nuevo se dejó inmortalizar. Un no parar.
Todo muy de andar por casa, de quedarse boquiabierto con los acantilados y las playas llaniscas como todo pichipato. Que, al final del día, las estrellas también ponen a cargar el móvil en la mesita y son incapaces de encontrar un sitio digno a los playeros de caleyar en la habitación del hotel. Aunque a los demás no nos fiscalicen por Instagram.
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