Arantxa Sánchez Vicario se rompe ante la jueza: «Estoy haciendo un esfuerzo estratosférico»

En su mejor momento deportivo, Arantxa Sánchez Vicario trasladó su residencia a Andorra para no tributar a la Hacienda española. En 1988 la Agencia Tributaria multó a la deportista con medio millón de euros al considerar que no residía en el país vecino, una multa cuyo impago ha terminado convirtiéndose en una deuda de 5,2 millones que han llevado al Banco de Luxemburgo, avalista de la misma, a pedir pena de prisión para ella y para su exmarido, Josep Santacana, por alzamiento de bienes en un juicio que ha empezado este martes en el juzgado penal número 25 de Barcelona.

A las puertas de los juzgados aguadaban los medios de comunicación, a quienes ha confesado su responsabilidad en el presunto delito del que se le acusa. Nerviosa, con la voz entrecortada y con el llanto apenas contenido, Sánchez Vicario, volvió a cargar contra Santacana, a quien le acusa de llevarla hasta esta situación: «Me he dedicado al tenis y siempre me he fiado de terceras personas y en estos momentos era mi marido quien gestionaba todo», recoge Europa Press.

Durante su declaración ante la jueza, Arantxa Sánchez Vicario, rompió a llorar. La magistrada interrumpió entonces su intervención y solicitó que le facilitaran un botellín de agua para aclarar la voz.

«Me he equivocado y por eso estoy aquí», dijo ante la prensa la extenista, que hizo hincapié en que solo tiene estudios de Bachillerato y que hasta el año 2009, cuando Santacana pasa a ejercer el control sobre las cuenta, ella ya había amasado más de veinte millones de dólares debido a sus éxitos en el deporte. Incidió en que su entonces marido nunca le comunicó esas gestiones y comentó que estaba haciendo un «esfuerzo estratosférico» para devolver al banco el dinero que debe.