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MARÍA ESTÉVEZ
Miércoles, 19 de septiembre 2018, 06:27
La antigua catedral de Los Ángeles acogió la fiesta montada por la cadena Fox y los estudios 20th Century Fox para agasajar a su elenco de actores y actrices nominado a los Emmy. Penélope Cruz, Ricky Martin, Antonio Banderas... el desfile de feligreses tenía ... un marcado acento hispano. Santa Vibiana, que así se llama el viejo templo, lleva años desacralizado.
Su estructura sufrió graves daños en el terremoto de 1994. Entonces fue cedida a la ciudad, que se hizo cargo de su rehabilitación, y ahora es un espacio de diversión que alberga el restaurante de moda, el Redbird, que dirige Neal Fraser, un chef que ha sabido conjugar la moderna cocina americana con la que ofrece una megalópolis tan multicultural como LA. Fraser se encargó de deleitar los paladares de sus invitados VIP con bandejas de canapés a base de quesos, salmón y verduras de todos los colores. En Santa Vibiana parecía que se estaba celebrando una cumbre entre Trump y Putin. La Policía acordonó la zona a 200 metros y un ejército de guardaespaldas velaba para que nadie traspasara la línea. Solo los VIP tenían acceso al interior, donde se paseaban entre flores y luces de color rosa. Casi parecían flotar.
Mientras los canapés volaban, los invitados esperaban ansiosos la llegada de los protagonistas de 'El asesinato de Gianni Versace', una de las ganadoras de la noche, 'Picasso', o 'The Americans', premiada con dos Emmy. Las estrellas, claro, se hicieron esperar. Como Penélope Cruz, que decidió cambiar su vestuario y quitarse su sofisticado Chanel para enfundarse un atrevido vestido de gasa negro de la misma firma. Cruz, que llegó sin Javier Bardem, estuvo acompañada por el director de su serie Ryan Murphy, que paseaba feliz su Emmy de mesa en mesa. También muy sonriente apareció Darren Criss, compañero de reparto de Pe en 'El asesinato de Versace', quien arrebató el galardón a Antonio Banderas ('Picasso') y lo estuvo prestando a todo el que le pedía hacerse un selfie con la estatuilla.
Pero fue Banderas quien protagonizó un divertido episodio a la entrada de la fiesta cuando una periodista norteamericana le preguntó en directo si quería proponerle matrimonio a su novia Nicole Kimpel. «De ninguna manera, eso no va a ocurrir aquí» le contestó pelín mosqueado el malagueño, dejando claro que él no haría como Glenn Weiss, que paralizó la gala al pedir a su novia que se casara con él. Fue el momentazo de la noche. Eso sí, Banderas no dejó de hacer toda suerte de arrumacos a su novia. La pareja se sentía cansada porque tenían 'jetlag' y habían aterrizado esa misma mañana. Apenas estuvieron media hora en la fiesta, que terminó a las dos de la madrugada.
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