La mujer de Ortega Cano ya es finalista de 'Supervivientes 2020'. R. C.

Ana María Aldón, digna de una copla

Tras una azarosa vida llena de giros y sobresaltos, la mujer de Ortega Cano se consagra como personaje mediático

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 23 de mayo 2020, 02:15

Ella no será la más grande, pero tampoco se achica. Ana María Aldón, la frutera de Sanlúcar que enamoró a Ortega Cano (o lo que quedaba de él) en los años más oscuros de su errática viudedad tras la muerte de Rocío Jurado ... , ya es finalista de 'Supervivientes 2020', donde se ha revelado como todo un personaje mediático. Ocho años después de aquel flechazo, convertida en diseñadora de moda y ascendida a profesora de 'moulage' y alta costura, Aldón ha logrado conmover a la audiencia confesando ante las cámaras una niñez marcada por un padre maltratador. En sus traqueteados 43 años de vida hay sitio para una adolescencia rebelde, un matrimonio fallido, una maternidad en solitario, un sonado salto a la fama y hasta un marido en la cárcel... Peripecias vitales dignas de una de esas dramáticas coplas que bordaba la Jurado cuando cantaba por Marifé.

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Auténtica caja de sorpresas, la mujer de Ortega Cano ha logrado asombrar al propio torero, que a sus 66 años, y tras ocho de convivencia, ha admitido desconocer muchas cosas de la infancia de Ana María. «Desde que tengo uso de razón he querido tener un cuchillo en la mano para matar a mi padre», desveló la gaditana en una de las pruebas del 'reality' titulada (no por nada) 'El puente de las emociones'. Entre desgarradores sollozos, Aldón, la menor de seis hermanos, relató cómo en los episodios más violentos los hijos se escondían bajo la cama abrazados. «Fue una bestia humana. Durante años torturó a mi madre, que era un ángel caído del cielo. Al día siguiente yo agachaba la cara de vergüenza cuando la veía a ella con la cara morada».

El padre de Ana María enfermó y acabó muriendo de cáncer. «Ya hace veinte años que no está con nosotros y ahora ya está perdonado», declaró la superviviente al tiempo que reconocía que aquello marcó su adolescencia, la convirtió en una rebelde y la llevó a hacer «muchas barbaridades».

Ortega Cano, escaldado con los sinsabores de la fama, vive una experiencia agridulce ante la exposición mediática de su esposa. Por un lado, se siente orgulloso: «La veo ganadora, es una mujer con mucha raza y hasta el último instante va a darlo todo». Por otro, no oculta su deseo de que las aguas vuelvan a sus cauces. «Lo pasado, pasado está. Ahora nos toca vivir una etapa muy bonita. Trataré de que sea lo más feliz posible con nuestro niño (José María, de siete años), con su hija y con su nieta».

Pero es difícil vaticinar si después de su exitoso bautismo mediático, Aldón será capaz de regresar al segundo plano que antaño ocupó, o si por el contrario Ortega Cano tendrá que adaptarse a una 'nueva normalidad' en la que la estrella sea su mujer. De momento, el público ha descubierto a una Ana María Aldón mucho más lanzada y locuaz de lo que aparentaba. En Honduras no ha dudado en raparse el pelo («Está muy guapa, porque tiene una carita menudita», opina el torero) y ha salido triunfante de algunas pruebas de fuerza y habilidad que han tumbado a los más expertos.

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Nada hacía presagiar en la vida de esta humilde gaditana, que trabajó en una fábrica de punto y a los 27 años montó una frutería en Sanlúcar, el sorprendente giro que le tenía reservado el destino. Madre en solitario de Gema, que por entonces tenía 17 años, Ana María Aldón Lagomazzini acarreaba a sus espaldas un matrimonio fallido y varias relaciones fracasadas (una de ellas con un banderillero) cuando en febrero de 2012 conoció a Ortega Cano a través de unos amigos comunes. Se intercambiaron los teléfonos. Y, a los tres meses, ella se quedó embarazada.

No lo dudó. Dejó la frutería en manos de su hermana y se mudó a Madrid para estar al lado del torero, que por entonces vivía atormentado por el proceso judicial que acabó condenándole a prisión como responsable del accidente de tráfico en el que perdió la vida Carlos Parra.

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Con su marido en la cárcel

José María, el hijo de la pareja, nació en febrero de 2013. Dos años y dos meses después, su padre ingresaba en el penal de Zuera. Con su determinación habitual, Aldón se instaló en Zaragoza para estar al lado de su marido, al tiempo que fomentaba la complicidad con su hijastra, Gloria Camila, con quien compartió muchas visitas a la cárcel. «Era la princesa de la casa -ha reconocido después-. Había que ganarse el sitio y el espacio». Y aunque algunos hablan de guerra solapada entre ellas, lo cierto es que Gloria ha sido la encargada de defender a la mujer de su padre desde el plató.

Ahora, como el resto de finalistas, Ana María ha tenido que abandonar la isla y regresar a España, donde previsiblemente le esperan dos semanas de cuarentena antes de la gala final. Tras más de cien días en Honduras sin haber sido nominada, la mujer de Ortega Cano, que no será la más grande pero casi, suena como ganadora de la edición «más larga, complicada y extrema de 'Supervivientes'», tal como la ha definido su presentadora, Lara Álvarez.

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