Álex García: de secundario de lujo en 'Sin tetas no hay paraíso' a ser uno de los actores del momento

Cine, teatro y televisión. Un sinfín de títulos a sus espaldas y un nombre que ha ido ganando éxito a medida que se consolidaba como uno de los actores preferidos del panorama nacional. Álex García comenzaba como secundario de lujo pero, en apenas unos años, a base de trabajo y esfuerzo, se ha convertido en protagonista, el guapo por excelencia, que ya sea de malo, de inocente o de guapo de comedia romántica, no hay papel que al actor se le ponga por delante.

Así lo demuestra en 'El Inmortal', un papel que le viene como anillo al dedo, y que nos recuerda a su pasado como José Moreno en 'Sin tetas no hay paraíso', una ficción que si bien le valió para darse a conocer, lo puso a la sombra de Miguel Ángel Silvestre. Pero ahora, el malo (y guapo) es él, Álex García, un actor que no deja de romper corazones en la pequeña pantalla, aunque fuera, desde 2010, el suyo lo ocupa la también actriz Verónica Echegui.

Su paso por 'Amar en tiempos revueltos' y 'Tierra de lobos' supondrían el punto de inflexión en su carrera, tras los que llegarían 'Tiempos de Guerra' o 'El Continental'. En los últimos tiempos, no para de estrenar proyectos televisivos, sumando 'Antidisturbios', 'Un asunto privado' o 'Sagrada familia', además de la gran puesta en escena de 'El Inmortal'.

En cine tampoco su carrera ha parado en estos años. 'La novia', con Inma Cuesta; 'Kiki, el amor se hace', en la que comparte cartel con Natalia de Molina; o 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas', en la que coincidió con Echegui, fueron algunas de las primeras producciones que protagonizó. A ellas se suman, más recientemente, 'Gente que viene y bah', con Clara Lago; 'Si yo fuera rico', en la que aparece en la gran pantalla con Paula Echevarría; o 'Hasta que la boda nos separe', una comedia romántica en la que protagoniza un triángulo amoroso junto a Silvia Alonso y Belén Cuesta.

Una carrera que compagina con la discreción que impera en su vida privada, siendo contadas sus apariciones en unas redes sociales que son el mejor escaparate del trabajo realizado y el merecido éxito ante el público, al que, de momento, no acompañan los premios. Ya lo dijo Dani Rovira durante una gala de los Goya en la que se preguntaba qué tenía que hacer Mario Casas para que le dieran un premio, llenando salas de cine como lo hacía y con directores peleándose por trabajar con él. En una atípica celebración, el Goya llegó, tal vez, en el caso de Álex García, también es solo cuestión de paciencia.

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