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El actor Robin Williams murió en agosto de 2014 tras suicidarse. La autopsia desveló que el intérprete estadounidense no había consumido drogas a pesar de que el propio Williams había confesado su adicción. Murió por asfixia.
Ahora sale a la venta 'Robin', la ... biografía del actor, escrita por el periodista Dave Itzkoff, que describe la agonía por la que pasó el actor los días previos a su suicidio. Una obra polémica que, entre otras cosas, asegura que Williams acostumbraba a tocarle los pechos y el trasero, una imagen del oscarizado intérprete que se aleja de la imagen familiar y cómica que proyectaba.
Según publica ABC, en la biografía se muestra al actor vencido después de su segundo divorcio, que le distanció totalmente de sus hijos. «Tenía la seguridad de que nos había defraudado. Nunca acabó de aceptarlo. Algo triste porque todos le queríamos y solo queríamos su felicidad», explica su hijo en el libro. «En retrospectiva, siento que tendría que haber pasado más tiempo con él. Porque alguien que necesitaba apoyo no recibió lo que quería», recuerda ahora su hijo. Mientras intentaba lidiar con sus problemas personales, unos resultados médicos terminaron de hundirle moralmente. En mayo de 2014, le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson, una noticia que atormentó al comediante para el resto de sus días. Sin embargo, la autopsia reveló que en realidad sufría demencia con cuerpos de Lewy, un trastorno cerebral agresivo e incurable que tiene un riesgo asociado al suicidio.
En medio de esta crisis personal se ocultaba la profesional pues, Robin Williams, que había dedicado 35 años a su carrera y con más de 60 años se veía incapaz de hacer otra cosa. En la biografía, muchos de su círculo más íntimo aseguró que uno de los mayores miedos del artista era pensar que ya no sería capaz de volver a hacer reír a su público. «No puedo. No sé cómo ser gracioso», le dijo llorando de manera desconsolada a Cheri Minns. Según aseguró, el actor comenzó a olvidar sus textos y a andar arrastrando los pies durante sus últimos días. «No tuve la capacidad de lidiar con lo que le estaba sucediendo», confesó. Después del fracaso de su programa de televisión 'The Crazy Ones', la salud de Williams empeoró. Perdió peso, su voz se quebró y su vida se fue apagando. «Se sintió atrapado en su cuerpo», recuerda otra de sus amistades, Cyndi McHale.
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