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La actriz ovetense Mary Paz Pondal, en una imagen reciente. PALOMA UCHA
«Se abalanzó sobre mí como un tigre»

«Se abalanzó sobre mí como un tigre»

La actriz asturiana Mary Paz Pondal relata su encontronazo con un director. Desde que se destapó el escándalo Weinstein, los casos de abusos no paran de salir a la luz en todo el mundo. Otras actrices de la región, como Susana Estrada, hablan sobre sus experiencias

Domingo, 5 de noviembre 2017, 04:35

«En cuanto entramos empezó a besarme, me empujó contra la cama, se bajó los pantalones y me levantó la falda. Me asusté, no fue consensuado, ocurrió muy rápido. Entró dentro de mí. Y cuando terminó me dijo que me llamaría. Yo tan solo me quedé tumbada, en estado de shock. Fue repugnante, es como un cerdo». La actriz estadounidense de origen español Paz de la Huerta ha sido la última en denunciar dos violaciones de Harvey Weinstein, el magnate acusado de abusar sexualmente de decenas de mujeres y cuyos desmanes han destapado las cloacas de Hollywood.

Tampoco el cine español se escapa de la lacra y, en los últimos días, varias actrices le han plantado cara con relatos tan crudos como el de Leticia Dolera, que vivió dos de estas experiencias. La primera, con tan solo 18 años, durante una fiesta. «Siento una mano en el pecho, en mi pecho, juraría que en mi teta derecha. Bajo la mirada para ver de dónde ha salido esa mano indecente, es de hombre. Ahí están sus ojos, que me miran sonrientes y libidinosos», ha relatado. «Le dije '¿Qué haces?', y contestó: 'Te toco una teta, ¿ves?'. Yo respondí: 'No puedes ir tocando las tetas a la gente', y repitió: 'Sí que puedo, mira'».

LOS TESTIMONIOS

  • Maribel Verdú: «El acoso sexual se ha dado toda la vida. En el cine y en las empresas»

  • Aitana Sánchez-Gijón: «Es el reflejo de una situación generalizada de abuso por parte de los hombres que tienen poder»

  • Maru Valdivieso: «Me obligaron a desnudarme de cintura para arriba»

  • Carla Hidalgo: «Me dijo que, si no me acostaba con él, no trabajaria nunca más»

  • Leticia Dolera: «Siento una mano en el pecho. Ahí están sus ojos, que me miran sonrientes y libidinosos»

  • Bárbara Rey: «Sufrí acoso a los veinte años. Me tocaba donde podía y abandoné el rodaje»

  • Ana Gracia: «El director se me tiró encima pegando su cuerpo al mío de forma descaradamente obscena»

La segunda, diez años más tarde: «Entro a un salón con un actor que me agarra del brazo. Nos piden que nos paremos en nuestras marcas para hacer un retoque de luz. Durante la espera, el susodicho baja lentamente su mano por mi brazo, me acaricia la zona lumbar y... sí, me acaricia el culo. Lento, se toma su tiempo, yo me quedo de hielo, no reacciono, no puedo entender que esté teniendo la poca vergüenza de hacer eso». Todo, ante un técnico que la miró «con pena y fingió que no había pasado nada».

También Aitana Sánchez Gijón fue víctima del acoso. Pero, en su caso, durante una encerrona en una habitación de hotel a la que había acudido para hacer una prueba: «Empezó a tocarme la cara, a colocarme el cuerpo y a aproximarse mucho. Me sentí fatal y me fui».

Igual que el de Sánchez-Gijón, el episodio sufrido por Carla Hidalgo ocurrió en un hotel. «Durante un viaje, al entregarnos la llave de la habitación, la recepcionista se refirió a nosotros como 'Señores de....' Yo respondí que había un error y él me cogió del brazo y me susurró: 'No me montes el pollo y sube a la habitación'». Tras un instante de incredulidad, la actriz se negó, pero él insistía: «'Podemos dormir juntos, y te haré de todo'. Ante tal frase, cogí mis cosas y me dirigí a la salida, cuando me dijo: 'Si te vas y no te acuestas conmigo, me voy a encargar de que no trabajes nunca más'». Cumplió sus amenaza, porque Hidalgo nunca pudo participar en los proyectos de «este señor».

Y de camino a un hotel transcurrió también la historia en la que se vio involucrada la asturiana Mary Paz Pondal. «Yo estaba rodando en Roma y, a los pocos días, vino un director y me dijo que iba a hacer una película y que le gustaría tenerme como protagonista», empieza su relato la ovetense. «Total que, al día siguiente, me cita en su productora. Me toman las medidas para los trajes, conozco al equipo y todo iba estupendamente». Hasta que llegó la hora de irse, empezó a llover y él se ofreció a llevarla en su coche.

«Fue entonces cuando, justo enfrente del Coliseo, sin mediar palabra y sin venir a cuento, durante una parada, se lanzó sobre mí como un tigre. Yo, lógicamente, le empujé y le dije: 'Haga el favor'. Todo parecía que había pasado, pero, a los pocos minutos, el tío se abalanza sobre mí otra vez y le doy otro empujón. Cuando vuelve a parar, salgo del coche y él empieza a seguirme, a pedirme perdón y a decirme que subiera otra vez. Llovía a mares, era de noche y accedí porque, si me quedaba en la calle, no sabía qué iba a pasarme, pero ya no volvimos a cruzar palabra. Me dejó en el hotel sin un adiós y sin nada. Al día siguiente, recibí un mensaje diciendo que ya no hacía la película».

No fue esa la única vez que Pondal sufrió lo que Aitana Sánchez-Gijón ha calificado como «el reflejo de una situación generalizada de abuso por parte de los hombres que tienen poder, no de todos, obviamente, pero sí de algunos».

El mismo abuso que vivió con sentimiento de culpa Maru Valdivieso, a quien obligaron a desnudarse de cintura para arriba: «Me sentí culpable mucho tiempo. Pensé que tendría que haberme ido de allí en el primer minuto, cuando me enseñó el dormitorio. Y a la mierda la película. En ese momento de mi vida no tenía claros los límites. Ahora sí».

Luisa Martín recuerda la vez en la que un profesor de arte dramático le metió mano en un cafetería y Ana Gracia sufrió situaciones «difíciles» al inicio de su carrera. «El director de una película me invitó a su despacho y cerró la puerta con llave. En otra ocasión, se me tiró encima pegando su cuerpo al mío de forma descaradamente obscena y tuve que darle un golpe con los codos. Me dejó en paz porque se dedicó a acosar a la actriz protagonista, que estaba harta y desesperada».

Barbara Rey lo sufrió con apenas veinte años. Durante varios días. «Me tocaba donde podía». Así que decidió irse del rodaje. Porque, según Maribel Verdú, los casos de acoso en el cine «se han dado toda la vida», pero también «en las empresas y en todas partes». Un diagnóstico que comparte con la gijonesa Susana Estrada, musa del destape, quien recuerda que padeció el acoso verbal de un realizador al que tuvo que pararle los pies. En su caso, pudo más el coraje que el miedo que se crea en torno a la denuncia, el terror al despido, a no volver a trabajar, a ser señalada: «Le dije que, si me estaba tratando como a una puta, entonces tendríamos que empezar a hablar de dinero. Al abuso físico no llegaron nunca porque conmigo no tuvieron cojones y porque les hacía ganar mucho dinero».

Otras actrices consultadas por este periódico como Paula Echevarría, María Cotiello y Marina San José aseguran no haber presenciado nunca abusos mientras que Natalia Estrada rehúsa hablar del tema y Beatriz Rico recuerda que «el machismo imperante también se percibe en que los mejores papeles son masculinos y en que, pasada una edad, para las mujeres solo hay roles secundarios». La presidenta de la Academia de Cine, Yvonne Blake, ha denunciado que fue violada por un famoso productor americano. Tenía 24 años.

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