josu garcía
Sábado, 8 de abril 2017, 04:57
Sucedió hace ocho días. Varios agentes de la Ertzaintza irrumpieron en el hotel Meliá de Abandoibarra a media mañana. Buscaban a la persona que estaba volando un dron desde el último piso del establecimiento. No tardaron en encontrarla. Era un miembro del equipo de producción que acompaña al cantante Carlos Vives en su gira por España. Aquella noche, el intérprete colombiano, que se alojó en la suite del último piso, la que tiene una especie de torreón con balcón, ofreció un multitudinario concierto en el Bilbao Exhibition Centre (BEC) de Barakaldo. Los policías autonómicos requisaron la pequeña aeronave, tras interrogar durante casi una hora al presunto responsable del vuelo ilegal. Después de levantar un atestado -podría derivar en una sanción- le devolvieron el aparato.
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Como norma general -y en el mundo de los drones las excepciones no existen-, no se puede desplegar uno de estos artilugios sobre los cielos de la capital vizcaína. Lo prohíbe la normativa. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) no autoriza sobrevolar grandes núcleos de población y tampoco permite violar el espacio aéreo de la villa, que forma parte del área restringida del cercano aeropuerto de Loiu.
En la práctica, muy poca gente hace caso de lo que estipula la legislación o, directamente, la desconoce, pese a que se pueden imponer multas de más de 25.000 euros. Internet está lleno de vídeos con espectaculares tomas cenitales del Guggenheim, San Mamés o La Alhóndiga.
En realidad, el vuelo del dron de Carlos Vives habría pasado desapercibido si no llega a ser porque el piloto eligió un momento de lo más inoportuno para llevar a cabo su travesura. Aquel viernes 31 de marzo, Iberdrola celebraba su junta de accionistas en el cercano Palacio Euskalduna, con la presencia de algunos de los empresarios más conocidos del país. La Ertzaintza vigilaba el evento. Y, claro, el aparato llamó la atención.
La Policía autonómica confirmó ayer a EL CORREO que requisó la aeronave, pero no detalló si denunció finalmente al colaborador del autor de La Bicicleta ante la AESA, que es el organismo competente para abrir expediente y depurar responsabilidades en estos casos. Con todo, las imágenes aéreas de Abandoibarra y otras del artista colombiano dando pedales por Uribitarte fueron subidas a Facebook para deleite de sus seguidores.
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No es la primera vez que se produce un incidente con drones relacionado con el mundo de la música en Bizkaia. El verano pasado, la AESA abrió una investigación por el uso de un aparato de este tipo en el BBK Live. El pasado 21 de mayo, un piloto de Lufthansa alertó de la presencia de tres naves no tripuladas a 900 metros de altura mientras se preparaba para aterrizar en Loiu.
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